• La fricción tiene el mismo fondo: la vinculación profesional del presidente de la CNMV con el bufete Linklaters, que presidió.
  • Albella conocía la situación del Popular, por su informe pedido por la entidad a Linklaters, que también asesoró sobre la fusión eólica.
  • A los accionistas minoritarios les escuece ahora que la CNMV diera el visto bueno a la fusión sin que el gigante germano lanzara una OPA.
  • La fusión se la han encontrado y no va bien. Por eso estudian pedir al regulador que obligue a la alemana a una OPA para proteger sus derechos.
  • Albella preside la CNMV, no por deseo de Guindos, sino por imposición de Luis Garicano, el responsable económico de Ciudadanos.

El papel del presidente de la CNMV, Sebastián Albella (en la imagen), ha sido escandaloso en el caso del Popular y vuelve a escena, ahora, en el caso de la fusión de Siemens y Gamesa. La razón no es otra que el sambenito que le cuelga desde su llegada al cargo: su vinculación profesional con el bufete Linklaters, en el que ha sido el principal socio responsable. Por ese bufete han pasado no pocas operaciones de bancos y empresas, y ha hecho pinza, es más, ante el propio regulador, antes de que tomara el mando Albella, para conseguir el visto bueno de otras tantas (desde la salida a bolsa de Telepizza o la ampliación del Popular). El caso del Popular ya lo hemos contado. Albella conocía perfectamente las cuentas del banco porque dio el visto bueno, en mayo de 2016, a la ampliación de 2.500 millones, tras el análisis independiente que pidió la entidad a Linklaters, que presidía. Sin embargo, en enero de este año, durante su comparecencia en la Comisión sobre la crisis financiera, en el Congreso, aseguró que la CNMV investigará si hubo trampa en esa ampliación (por las pérdidas excesivas de 12.000 millones en la etapa de Ron). El caso, de otro modo, se repite en el visto bueno de la CNMV, este año, a la fusión de Siemens Gamesa, operación sobre la que también asesoró el mismo bufete en el que había estado Albella, Linklaters, en un punto que enerva ahora a los accionistas minoritarios de la eólica: no tener que lanzar una OPA. En la reunión de la CNMV para dar el visto bueno, no obstante, Albella se ausentó y se abstuvo, para evitar un conflicto de intereses. Ahora bien, puede que no será la última vez, lo cual replantea un mandato bajo sospecha en el que tomó, en noviembre de 2016, el mando del regulador. Dicho sea todo, no fue a propuesta del ministro de Economía, Luis de Guindos, sino una imposición de Luis Garicano, responsable económico de Ciudadanos. Fue la condición para un acuerdo, con el que fue nombrada vicepresidenta del regulador Ana Martínez-Pina (al gusto, sí, de Guindos). Ahora, con el declive de Siemens Gamesa, son los accionistas minoritarios los que se plantean dar la batalla contra la CNMV, a través de AEMEC (Asociación de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas), por los términos en los que la CNMV aprobó la fusión, entre ellos el no lanzamiento de una OPA sobre el 100% de Gamesa, como ha informado El Español por las consultas de inversores al despacho Cremades & Calvo-Sotelo. Ese extremo lo ha tenido en consideración la CNMV en ocasiones, como en el desembarco y toma de control por Carlos Slim de FCC, acompañado de un plan de negocio para rescatar el grupo de infraestructuras, salvado el puesto de trabajo, pero no está claro que estuviera justificado en el caso del plan presentado por la alemana Siemens. La situación de Siemens Gamesa, en estos momentos, es delicada, no sólo por los resultados -la prueba del algodón está en los del cuarto trimestre-, sino en la consecuencia más palpable: la evolución en bolsa. Cuando anunció el retraso de su plan estratégico, llegó a cotizar a 9 euros, cuando en mayo estaba en 21 euros. No son el único frente de queja, al que se une, por otros motivos -de gestión e españolidad- también Iberdrola. La situación ha cambiado, no sólo porque su participación de redujo del 20% al 8%, también por los resultados. Recuerden, por ejemplo, que en el primer trimestre de 2016, esa fusión salvó las cuentas de la eléctrica. Rafael Esparza