Tras el apoyo del Gobierno y de los bancos, los fondos le han otorgado una última oportunidad a Gonzalo Urquijo para que salve a Abengoa de la quiebra, después de firmar este jueves la enésima reestructuración financiera, aplazada hasta en cuatro ocasiones.

Según el comunicado remitido a la CNMV, Abengoa percibirá un préstamo a 5 años por importe de hasta 230 millones de euros con garantía del ICO, además de una línea de avales revolving, también a 5 años, por importe de hasta 126,4 millones, ampliable hasta 300 millones. Con esto, se supone que quedan cubiertas las necesidades de liquidez de la compañía. Está previsto, además, que la Junta de Andalucía aporte otros 20 millones de euros adicionales.

Los acreedores, por su parte, han aceptado una quita (otra más) del 50%, eso sí, con unas condiciones muy concretas encaminadas a garantizar su control sobre la Nueva Abengoa.

Será el 3 de diciembre de este año, pues, cuando los instrumentos de deuda se conviertan en acciones de Nueva Abengoa (Abenewco 1) y provoque que la actual Abengoa pase a ser un accionista minoritario (tendrá el 3,52%), en un proceso muy similar al de Nueva Pescanova.

Todo esto, sin embargo, será papel mojado si la compañía no logra reestablecer el equilibrio patrimonial mediante la conversión de 153 millones de euros de deuda en préstamos participativos, con un nivel de adhesiones necesarias del 96%. El periodo de adhesiones finalizará el 11 de septiembre.

Urquijo ha conseguido un nuevo acuerdo, y eso está muy bien, pero no habrá servido de nada si no logra que remonten los ingresos, un pequeño detalle que se puede complicar -y mucho- en el actual contexto de crisis económica.