El último capricho de los Benjumea en Abengoa, obligando a convocar una junta extraordinaria de accionistas, ha costado en torno a 80.000 euros. No es cifra que dé vértigo precisamente, pero sonroja, en cualquier caso, por lo prescindible que era ese gasto. Sobre todo porque Felipe Benjumea y esposa, Blanca de Porres, han llevado hasta el final una propuesta de split que no tenía otro sentido que hacer ruido como titulares que son, con Inversión Corporativa (IC), del 3,06%. Un día después, las acciones A se vuelven a desplomar casi un 6% aunque han llegado a cer un 9%, acercándose peligrosamente hacia los 0,01 euros samente (ahora en 0,018). 

A esa prerrogativa -esa representación- se agarraron en agosto, sin embargo, para obligar a la empresa a tramitar la convocatoria. Con ese gesto mantuvieron vivo el eco de los rumores que los propios Benjumea habían encendido antes de la junta general de junio. Decidieron adelantarse incluso a la respuesta que debía (por la ley de sociedades de capital) y tenía previsto dar la empresa a su requerimiento con un comunicado incendiario.

Actuaciones todas ellas en el mismo sentido: presionar por el bajo precio de las acciones, haciendo “responsable” al Consejo de Administración de una hipotética “pérdida patrimonial”.

La asamblea extraordinaria, que no llegó a constituirse, obligó a los consejeros a acudir

Una participación del 3% da el derecho a plantear una junta, pero implica un gasto, en este caso de unos 80.000 euros, para una convocatoria cuyo propósito no tenía sentido. La asamblea, prevista en la sede corporativa sevillana de Palmas Altas, no llegó a constituirse por falta de quórum. Se precisa la asistencia de un 25%, que se quedó en un 18%. El split fue rechazado por el 84% de accionistas que ejercicio el voto por correo y el 16% (los Benjumea y accionistas minoritarios) lo respaldó.

La junta extraordinaria estaba prevista en la sede, que siempre evitar un gasto, pero no resto de los gastos: por la tramitación, los gastos de notario, el desplazamiento de los consejeros de Madrid a Sevilla, los trámites que hay que ejecutar (correspondencia y notificaciones por vía postal) o los dispositivos que hay que contratar, independientemente de que se celebre o no.

Los Benjumea han seguido pinchando, a pesar de que el split no tiene ninguna posibilidad de salir adelante

Abengoa no es Iberdrola o el Santander, en cuyo caso los gastos hubieran sido sustancialmente mayores, pero es, al fin y al cabo -como prueba su cotización-, una empresa en crisis. Ha evitado el concurso de acreedores, que hubiera sido el mayor en España, con un duro proceso de reestructuración, pero inevitable para salir a flote (pasó en Pescanova o va a pasar en Duro Felguera).

Pero los Benjumea, que sí, en efecto, recortaron del 51% al 2,5% su participación, han seguido pinchando, a pesar de que el split no tiene ninguna posibilidad de salir adelante, sobre todo después de que Bolsas y Mercados (BME) elevara el precio mínimo de cotización a 0,001 a 0,0001 euros por acción. Es la situación en la que se encuentras las acciones B, no las A, con derechos políticos, que son las que tiene Inversión Corporativa.