El chino Xi Jinping lidera una coalición panteísta, de más de 3.000 millones de personas, contra la civilización cristiana occidental. Ahora vuelve a jugar con su títere, el coreano Kim Jong-un, y donde iba a darse una entrevista entre el hombre-cohete y el líder de Occidente -creemos-, Donald Trump, se dice que no y continúa preparando pruebas nucleares.

Y es que a Jinping le interesa renovar la tensión con EEUU, mientras se coaliga con India y otros países superpoblados del sureste asiático, hasta forjar un frente de más de 3.000 millones de personas. Jinping mantiene los campos de reeducación del maoísmo al tiempo que se hace amigo de Occidente y buscara dar la lucha contra el cambio climático. Es, en verdad, la simbiosis más venenosa de comunismo y capitalismo. Un país, dos sistemas… y un solo enemigo: el cristianismo.