La ministra de Educación continua su cruzada contra la educación para liquidar a la educación católica. Ahora, poniendo en práctica su particular versión del famoso refrán “si no puedes con el enemigo únete a él” utiliza unas declaraciones del Papa, adaptadas a su noble fin -el de Celáa, no el del Papa-.

Así, la ministra reitera que los hijos "no son mercancías" ni "propiedad de nadie". "Lo dice hasta el Papa, los padres son custodios pero no propietarios". "Es que los hijos no son una mercancía, las personas afortunadamente no somos mercancía, ni las mujeres son propiedad de los hombres, ni los hijos son propiedad de nadie. Son titulares de derechos".

Señora Celáa: para empezar, nadie ha dicho que los hijos sean propiedad de los padres como sí lo es un coche o una casa. Eso se lo ha inventado usted.

Pero es que, además, se olvida la ministra de que las palabras del Pontífice no eran tan escuetas. Se enmarcaban en el Ángelus del 31 de diciembre de 2017 que recoge -textualmente-: “Los padres de Jesús van al templo para confirmar que el hijo pertenece a Dios y que ellos son los custodios de su vida pero no son los propietarios. Y esto nos hace reflexionar. Todos los padres son custodios de la vida de los hijos, pero no propietarios y deben ayudarlos a crecer, a madurar. Este gesto subraya que solo Dios es el Señor de la historia individual y familiar; todo nos viene por Él. Cada familia está llamada a reconocer tal primado, custodiando y educando a los hijos para abrirse a Dios que es la fuente de la misma vida.

Ya lo ven, tampoco dice el Papa que la educación de los hijos corra a cargo del Estado, algo que persigue el gobierno Sánchez.