El encuentro de Donald Trump con Kim Jong-un puede resultar un exitoso fracaso. Pueden ponerse de acuerdo sobre una teórica desnuclearización de la península de Corea (como si fuera tan sencillo) y olvidar que el problema es la expulsión de Rusia del Occidente cristiano y el fortalecimiento del panteísta Grupo de Shanghai. Y ya saben, el de la Guerra Fría.