Al vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, la han dolido las críticas del arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, que tachó de discriminatoria la medida de limitar a 25 personas en las iglesias. «No me importa quién lo diga; todos somos miembros de la Iglesia», dijo  Igea al ser preguntado por estas críticas: «No está en la Biblia ni en el Nuevo Testamento decir amén a un cardenal», insistió, defendiendo que la decisión de eliminar esa restricción no se ha debido a las presiones que ha recibido el Gobierno autonómico PP-Cs. Puntualizó, además, que «tengo todo el respeto del mundo por el cardenal y la jerarquía de la Iglesia Católica pero tengo muchísimo más respeto por lo que yo entiendo que es el mensaje y el mensaje evangélico». Un mensaje que al vicepresidente de la Junta le lleva a «proteger la vida de mis hermanos», de forma que «yo hago lo que creo que tengo que hacer como político y como cristiano».

Según publica ABC, Igea insistió en que la limitación de las 25 personas en una iglesia «no es una respuesta o una rectificación» a las críticas y mantuvo que «en la católica Irlanda se cerraron todos los templos en los momentos críticos de la pandemia algo que, reconoció, «si hubiéramos podido hacer aquí lo hubiéramos hecho». El vicepresidente castellano leonés ha destacado además que «tanto Mañueco -el presidente de la Junta- como yo somos creyentes» y tiró del Evangelio para señalar que «dos o tres reunidos en nombre de Dios sigue siendo válido», por lo que restó importancia a los aforos de los templos. Después de agradecer la «gran labor de la Iglesia» tachó de «sorprendente que el centro del mensaje sean los aforos cuando se están perdiendo miles de vidas». «Lo importante es el mensaje y no los mensajeros», concluyó.

Total, que el vicepresidente, Paco Igea, es de los que cree en Dios pero no en los curas. Por eso, se dedica a fastidiar a los católicos.