• Preside la 'megaembotelladora' europea y ahora colabora con el 'Ministerio de Asuntos Exteriores' de la Generalitat.
  • Es una de las 39 personalidades del Diplocat, que ayudará a proyectar Cataluña en el mundo.
  • España le importa poco (se define como catalanista): ERE con beneficios y cierre de fábricas.
Sol Daurella (en la imagen), la tercera mujer más rica de España, según la revista Forbes, no deja de sorprendernos: ahora se nos pasa al independentismo catalán, aunque sin mojarse en el procés. Hasta ahora, sólo sabíamos que era del Barça, donde su marido, Carles Villarrubí, es el vicepresidente y responsable del Área Institucional. La presidenta de la 'megaembotelladora' europea de Coca-Cola pasa a colaborar con el 'Ministerio de Asuntos Exteriores' de la Generalitat. En concreto, es una de las 39 personalidades que forman parte del Consejo de Diplomacia Pública de Cataluña (Diplocat) presentado el jueves. Junto a Daurella encontramos, entre otros: al extenista Alex Corretja (capitaneó a la Selección Española de Tenis ), el tenor Josep Carreras, el músico Jordi Savall o al exfutbolista Xavi Hernández. Aunque también a reconocidos independentistas, como la chef Carme Ruscalleda o la monja argentina Lucía Caram. Todos ellos ayudarán a proyectar la imagen de Cataluña en el mundo durante cuatro años -renovables, cómo no- y de forma desinteresada -la mayoría no necesita dinero y menos aún Daurella, cuya fortuna se estima en 3.700 millones de euros-. Carles Puigdemont presidió el pleno del Diplocat, con la asistencia del consejero de Asuntos Exteriores de la Generalitat, Raül Romeva. Este último, hizo alarde del independentismo al subrayar que les "ha de permitir ganar capacidad de incidencia internacional y presentar los activos del país en la escena internacional". Pero nada más lejos de la realidad: Cataluña (mal que le pese) sólo es una de las 17 autonomías que forman España y muchos (entre ellos la UE) le cerrarían las puertas si triunfa la secesión. Volviendo a Daurella, conviene no olvidar que España le importa poco (ella se define como catalanista), como se ha podido ver en sus acciones al frente del embotellador español: no tuvo reparos en hacer un ERE con beneficios y cerrar fábricas (entre ellas, la de Fuenlabrada), provocando un largo conflicto laboral que ya dura 34 meses. Asimismo, su hombre de confianza en Coca-Cola y también catalán, Víctor Rufart, llegó a decir en uno de los momentos de mayor crispación: "¡O Madrid o mi cabeza!". Claro que ocupar un puesto alto en una multinacional tan relevante como Coca-Cola, tan fan de la globalización, resulta un poco contradictorio con proyectar la imagen de Cataluña -una región al fin y al cabo-, que resulta más propio del proteccionismo económico. Cristina Martín cristina@hispanidad.com