Pendientes de lo que puede decir el Consejo de Administración de Energías de Portugal (EDP), todos los analistas coinciden en que el grupo chino Three Gorges (Tres Gargantas o CTG) se ha quedado muy corto en su OPA sobre la eléctrica portuguesa. Ofrece, en concreto, 3,26 euros por acción, con una prima del 4,8%, que valora la compañía de 11.920 millones.

A ese argumento, básicamente, se acoge el sector para ver margen para contraopas, o que los propios chinos tengan que mejorar su oferta. La reacción en bolsa da también pruebas de que el movimiento en EDP acaba de empezar. Este lunes, sube casi un 10%, por encima de 3,4 euros y del precio de la OPA, al tiempo que los analistas aconsejan no acudir a la oferta porque el precio ofrecido es bajo y la prima poco generosa.

La operación pone en jaque al presidente de EDP, Antonio Mexia, y a los fondos de inversión que están en el capital

Dicho de otro modo, puede haber una guerra de opas. Hay no pocas razones, como la posición de la portuguesa en el negocio de energías renovables, la mitad de su Ebitda (en Portugal, el 74% de la capacidad instalada) y su distribución geográfica, también en EEUU.

El plan de los chinos, en cualquier caso, sigue el mismo guión que han puesto en práctica desde hace años, con Portugal en el foco para entrar en Europa por la parte de atrás. China Three Gorges, que es un grupo estatal, tiene una participación en EDP del 28,25% y a esa parte se une también la del fondo chino CNIC, con el 4,98%, que ha entrado también en Redexis, cuarta red española de distribución de gas. El objetivo de CTG es superar el 50% en EDP y mantenerla en bolsa.

Por ese motivo, EDP está desde hace tiempo en los ojos del sector, para la española Gas Natural Fenosa, aunque el nuevo presidente, Francisco Reynés ha descartado una gran operación corporativa, la italiana Enel o la francesa Engie. Y en paralelo, en el capital están también varios fondos de inversión americanos, como Capital Group (12%) o Blackrock (5%), del mismo modo que la española Oppidum (7,19%), de Liberbank y la Corporación Masaveu. Todos esos accionistas van a decir algo más que el primer ministro, Antonio Costa, que ha señalado que no tiene “reservas que oponer” y que “el mercado decidirá”.

Curiosa reacción la del Gobierno luso, cuando hace años provocó la salida de Iberdrola (vendió en 6,6% en 2014) al consentir la entrada de Tres Gargantas, mientras en España EDP había recibido todas las facilidades, como para comprar, en 2002, de la asturiana Hidrocantábrico, a la que aspiraba la entonces Unión Fenosa, hoy integrada en GNF.

La operación pone en jaque también al propio presidente de EDP, Antonio Mexia, que había salido al quite de posibles fusiones y se encuentra del golpe y porrazo con las aspiraciones de los chinos, cuando, en paralelo, no tiene buenas relaciones con el Gobierno de Costa.