Apúntense a la adoración eucarística, en uno de los turnos de una hora en que la costumbre, que no la norma, las ha establecido: vale la pena y, además, es muy divertido: puede pasar cualquier cosa y todas buenas
El cartel que ven lo encontré en una iglesia, en el África español, en la llamada catedral de Melilla, muy cerca del Puerto, en parte en obras y en parte convertida hoy en museo. Ya saben que vivimos en una iglesia de piedras, que no de fieles. Por tanto, cuando la jerarquía eclesiástica no sabe qué hacer con una catedral la convierte en museo.
Pero a lo que estamos Fernanda, que se nos va la tarde: dice don Julián López Martín, Obispo de Ciudad Rodrigo, algo interesante: que “las maravillosas y ricas custodias y demás vasos litúrgicos no son absolutamente necesarios pero tienen su razón de ser (pero) lo esencial es acoger y reconocer la presencia del Señor” en la forma consagrada. Y es que, cuando te pones a adorar a Cristo ante el sagrario, no digamos nada ante la custodia, cuando le ves en forma de pan… bueno, entonces puede pasar cualquier cosa. No por lo que pueda hacer el hombre, claro, sino por lo pueda hacer Él. La adoración eucarística se ha convertido en la principal fuente de conversión de un mundo endemoniado. Sí, el Demonio siempre ha sido el príncipe de este Mundo, pero nunca se había mostrado con semejante jactancia. Además, su fin, en el siglo XXI es conseguir la adoración de la Bestia, es decir, de sí mismo, por lo que si algo le fastidia hoy en día es la adoración eucarística. Está claro: ¡Todos a adorar al Santísimo expuesto en la Custodia!
Reconozco que mi experiencia con la adoración eucarística ha sido tardía, ya cerca de los sesenta pero me he dado cuenta de que es la clave de todo lo que ocurre en el mundo, que no pasa por La Moncloa ni por la Casa Blanca, sino por la Eucaristía: sólo la adoración a Dios puede salvarnos. Necesitamos más adoración ’seven eleven’, para que la humanidad salga de su desquicie actual. El lujo no es necesario; la fe en la Eucaristía, sí.
Mientras los templos se han convertido en museos por falta de fieles en nuestra Iglesia de piedras. Pues bien, en medio de nuestra endemoniada y salvaje apostasía general, resulta que ya funcionan en España 70 adoraciones perpetuas. Es decir, 70 Cristos-Hostia, el mismísimo Dios, expuesto en la custodia 24 horas al día, 365 días al año. Apúntense a una de ellas: cambiará el mundo. Sí, usted, no Joe Biden ('Yayoyou') ni Pedro Sánchez (Egopiter), será quien le dé la vuelta a la humanidad… adorando al Creador de este mundo.
Apúntense a la adoración eucarística, en uno de los turnos de una hora en que la costumbre, que no la norma, las ha establecido: vale la pena y, además, es muy divertido: puede pasar cualquier cosa y todas buenas.