¿Y si Tezanos tiene razón y España ha dejado de ser católica?
Decíamos anteayer en Hispanidad que, según la encuesta de tendencias sociales -¡Qué finezza!- asegura el alegre viejecito José Félix Tezanos, presidente del CIS, que ya ‘sólo’ el 57% de los españoles se confiesan católicos. En 1978, tras la muerte del Innombrable, se declaraba católico un 90%.
Siempre queda el rescoldo pero los rescoldos no evitan la gripe. Y oiga: 7,8 millones de personas votaron al profanador Pedro Sánchez el 23-J.
Siempre queda el rescoldo de una ancestral cultura cristiana pero también esa cultura está siendo atacada. Por ejemplo, no importa que un político mienta porque la mentira es un concepto “religioso”, es decir, desechable
En cualquier caso, también se empieza a discutir ese sustrato de cultura cristiana reinante en España y forjado a través de los siglos. Recuerden aquella militante socialista que el pasado domingo 26 se vino a Madrid -viaje y comida pagada por el partido, naturalmente- para aplaudir a Sánchez. Cuando el periodista -un aplauso para él- Vito Quiles le preguntó por las mentiras de Sánchez, no respondió que don Pedro es un tipo sincero: lo que respondió fue que eso de la mentira era un concepto religioso, cristiano, por tanto, despreciable. Vamos, que ni existe la verdad ni existe la mentira. Eso no es abjurar de la fe en Cristo sino de la cultura cristiana y hasta del sentido común. Pero sí, las palabras de la militante del PSOE reflejan lo que es ahora España: antes que no-católica o que sólo culturalmente cristiana, el Sanchismo ha criado una sociedad cristófoba, que odia a Cristo. Pero no toda la culpa es de Sánchez.
En la España de Sánchez, la blasfemia contra el Espíritu Santo transita por un sendero de profanación, indeciblemente superior al de otros países
Es más, lo que le ocurre a España es que es una pieza clave de la profanación con la que se vehícula la blasfemia contra el Espíritu Santo, la tónica de nuestro tiempo: el bien se convierte en mal y el mal en bien, la verdad en mentira y la mentira en verdad, lo feo en bello y lo bello en feísmo.
En sí, que el porcentaje de españoles católicos haya caído en picado no es tan relevante -con serlo- como lo es esta blasfemia imperante y el espíritu de profanación por donde transita en España, indeciblemente superior al de otros países.
Y no será tan grave porque ya advirtió Benedicto XVI que el cristianismo está llamado en Occidente -en Oriente siempre lo ha sido- a convertirse en una religión minoritaria.
Ahora, toca reevangelizar... o sufrir, porque si alguien cree que la descristianización de España sale gratis no es porque sea malo, es porque anda muy, muy despistado
Quedémonos con lo bueno. Los católicos seguimos siendo la religión mayoritaria en España, mayoría absoluta. Luego, lo que ya he escrito en estas pantallas: cada día que pasa se reduce el número de asistentes a la Eucaristía del domingo pero aumenta el número de españoles que, aún en su minoría, acuden al Santo Sacrificio a diario. Y eso dice algo. A lo mejor, mucho.
Ahora, desde esa minoría, toca reevangelizar... o sufrir, porque si alguien cree que la descristianización de España sale gratis no es porque sea malo, es porque anda muy, muy despistado.