El yihadista asesino dijo a la policía tres días después de ser detenido –tras asesinar a machetazos al sacristán Diego Valencia– que quería «matar a todos los sacerdotes que se encontraban en la iglesia».
Ayer 25 de enero se cumplió el primer aniversario del asesinato en Algeciras del sacristán de la Iglesia de Nuestra Señora de la Palma, Diego Valencia, en un ataque cometido por el terrorista yihadista Yassine Kanjaa, ingresado en abril del año pasado en un centro psiquiátrico penitenciario de Sevilla.
En ese ataque también resultó herido el párroco Antonio Rodríguez, fallecido meses después pero no por las heridas que le infligió el terrorista, sino por culpa de la enfermedad de cáncer.
El pasado 6 de septiembre, Hispanidad recogió una información del CGPJ según la cual, el juez de la Audiencia Nacional Joaquín Gadea había finalizado la instrucción de este caso calificando los hechos como delito de "asesinato terrorista".
La resolución del juez repasaba los hechos acontecidos el 25 de abril en Algeciras y consideraba que el investigado había premeditado el ataque mortal, tal y como ponen de manifiesto las conversaciones que mantuvo con su madre en la aplicación de mensajería WhatsApp que indicaban también el nivel de religiosidad que estaba adquiriendo en las semanas previas a la comisión del ataque. Ello, sin perjuicio, añade el juez, de “las alteraciones psíquicas que pudiera sufrir, las cuales afectarían, de dictarse un pronunciamiento condenatorio, al alcance de la culpabilidad, sin afectar a la calificación de los hechos como terroristas”.
En este primer aniversario, la familia de Diego Valencia ha publicado una carta en la que afirman: “Estamos seguros que nuestro ser querido descansa amparado por la Virgen de la Palma, bajo cuyas imágenes trabajó años como sacristán de dicha Iglesia”, recoge Aciprensa. También apelan a la “infinita misericordia de Nuestro Señor” para que tenga piedad “de quienes generan y han generado tanto mal en el mundo, porque como nos enseñó Jesucristo Crucificado, no son conscientes de sus actos”.
Cabe recordar que tras producirse este caso el 25 de enero del año pasado, poco después, el 30 de enero, la periodista Susanna Griso, entrevistaba a José Marina, párroco de Nuestra Señora de la Palma, una de las iglesias atacadas en Algeciras, en su programa 'Espejo Público', entrevista en la que la periodista llegó a sugerir: "A lo mejor se enfadó (el asesino) porque fue a la iglesia a pedir ayuda y no la recibió". Y claro, el pobre hombre se vio obligado a matar.
Pero no contenta con intentar justificar el crimen, Susanna finalizaba la entrevista preguntándole al párroco: “No sé si quiere aprovechar para decirle a los feligreses que no ataquen… digamos… a… personas creyentes en otra religión…”.
Declaraciones sintomáticas las de Griso, que reflejan la creencia de una parte de la sociedad española acerca de una supuesta igual vara de medir por la que los cristianos también son protagonistas de ataques a los creyentes de otras religiones, por ejemplo, musulmanes, cuando es exactamente al revés.