Escuchen esto: “Un cristiano que, teniendo la posibilidad, no acuda diariamente a la Santa Misa es un cristiano que aún no ha descubierto la importancia de la Eucaristía, es un cristiano que aún no se ha enamorado de la Eucaristía”. 

Esta sentencia aparece en una entrevista de Infocatólica con el canario César Castro Almeida, autor de varios libros sobre la Eucaristía. El último lleva por título “El núcleo de la caridad”, que es precisamente ese: la Eucaristía. Desgraciadamente, el libro se distribuye por Amazon, ¡qué le vamos a hacer! 

Al autor se le entiende muy bien. Además hace relación a aspectos de la vida cristiana cotidiana que nos pasan inadvertidos: por ejemplo, la profanación silenciosa que supone la pérdida de partículas de la Eucaristía… entre otras cosas por esa excepción convertida en regla que supone la comunión en la mano. 

Asegura Castro que el cristiano, o el sacerdote, que no repara en esta profanación silenciosa -verbigracia, con las partículas de la Hostia consagrada- está participando de hecho en esta desacralización de la Santa Misa. 

Como yo soy mucho más bruto que el autor, añado esto: el sacerdote o el feligrés que no repara en esta profanación continua del Cuerpo de Cristo es porque realmente no cree que en el pan consagrado esté el mismísimo Dios, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. De otra forma no se comportaría así. Los hombres podemos ser malvados o idiotas, incluso malvados e idiotas, pero siempre somos lógicos. Al menos, las cosas siempre tienen un porqué, nunca pasan porque sí.

Además, ya he dicho en varias ocasiones que lo que más me llama la atención de la práctica católica actual es que mientras disminuye el número -y la urbanidad de la piedad- de los asistentes a la misa dominical, aumenta el número de personas -y la urbanidad de la piedad- de quienes acuden a misa todos los días. La razón última está muy clara: si tiene oportunidad de hacerlo, ¿por qué no habría de hacerlo? ¿Por qué no habrían de aprovechar, un día sí y otro también, el mayor regalo de Dios a los hombres?  

En algunos relatos místicos se identifica a España como la cuna del Profanador y tierra de profanación eucarística

Benedicto XVI insistía en que el catolicismo ha perdido la condición de religión minoritaria. Y eso es bueno y es malo. Es malo porque de 100 almas interesan 100. Es bueno porque revela la hondura, coherencia y belleza de nuestra fe. El que comulga a diario es el que conoce todo lo que está en juego y cuál es el verdadero gozne que mueve el mundo y la historia… la historia de la libertad humana. 

Pero sí: cuando un hombre está enamorado de Cristo… hace todo lo posible por comulgar diariamente. Es lo lógico, es lo suyo.

Nota al margen: no olvidemos que en los relatos místicos sobre el Anticristo, se identifica a la católica España como la tierra del Profanador, figura apocalíptica (que no del Apocalipsis) para esta etapa fin de ciclo. Cuna del Profanador y tierra de profanación.