Recientemente, recogíamos en Hispanidad la violación en Pamplona de una universitaria por una manada de argelinos, de los cuales 3 tenían una orden de expulsión de España. 

Presto, el alcalde la ciudad, el bilduetarra, Joseba Asiron, proponía su solución al problema de inseguridad generado en la ciudad: pisos sociales para los inmigrantes ilegales que acampan en distintas zonas de Pamplona.

El Sindicato Unificado de Policía (SUP) exigió entonces una «actuación inmediata» de las instituciones locales y autonómicas para desmantelar los asentamientos ilegales que albergaban a más de un centenar de inmigrantes ilegales, epicentros de robos con violencia, apuñalamientos y agresiones que triplicaban la carga de trabajo de los agentes sin un aumento proporcional de recursos. El Ayuntamiento de Pamplona accedió y procedió recientemente al desalojo de estos chabolismos improvisados. Sin embargo, lejos de resolver el problema, la medida ha empeorado la situación: según fuentes de la Policía Municipal, ahora mismo unas cien personas —la mayoría magrebíes sin alternativa de alojamiento— deambulan por las calles, generando desórdenes públicos y un repunte alarmante de la delincuencia.

Pero, al parecer, Asiron -y la presidenta, la socialista María Chivite- tendrán que lidiar también con el incremento de los robos en la capital navarra, porque se han disparado un 60% en tres semanas.

Así las cosas, en las últimas tres semanas, los delitos por robos han aumentado un 60%, y más del 90% de los implicados son de origen magrebí, según datos aportados por fuentes policiales consultadas por La Gaceta. 

Como ejemplos del aumento de la inseguridad, el miércoles 12 por la noche, en el parque del Bosquecillo, dos individuos atracaron a puñetazos y con una botella rota a un hombre que revisaba su teléfono en un banco. Uno de los detenidos, un argelino en situación ilegal que apenas llevaba cuatro días en Pamplona tras llegar desde Cataluña, encabezaba el asalto junto a otro de origen europeo del Este. 

Y, horas antes, en el Casco Antiguo, un individuo de 32 años de origen magrebí fue detenido por intentar acceder a un piso en obras, un suceso que se sumaba a un hurto cometido poco antes por el mismo individuo. Y según las mismas fuentes policiales, en las últimas 48 horas, todos los arrestos en distintas operaciones han recaído en personas de origen extranjero, consolidando un patrón que las autoridades ya no pueden ignorar, tal como le ha ocurrido a la Ertzaintza en su vecino País Vasco.