Ya lo dijo el otro día Yurena, la okupa a largo plazo: "Hay gente que está dispuesta a pagar una casa con su dinero, pero a mí me salió así", pobres okupas, vulnerables siempre, no pagan vivienda, pero tienen que sacar dinero para sus cosas. Por eso la inquokupa de Catalina convirtió la vivienda que okupa en un piso de alquiler turístico.

Y de ahí que una mujer haya aprovechado el talento okupa de su hijo para hacer negocio. Anunció en plataformas de internet, como Wallapop o Milanuncios, el alquiler de un piso en Santander que no era de su propiedad, pero estaba okupado por su hijo. 

Al parecer, la acusada pidió a varias personas que se interesaron por el anuncio, dinero en concepto de reserva, pero dejó de responder llamadas y nunca devolvió el dinero. 

Mañana jueves 29 de mayo en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria será juzgada por un delito continuado de estafa. La Fiscalía pide tres años y medio de prisión y 2.430 euros de multa, así como que indemnice a los afectados por las cantidades que le pagaron y nunca devolvió.