Lo que mal empieza mal acaba. Este podría ser el epitafio de Pedro Sánchez, de sus políticas y de sus gobiernos. El recorrido político de Sánchez está lleno de casillas rojas que dicen mucho de él como persona, porque al final actuamos en la vida como somos.

Después  del caso de la tarjetas black, sufrió la fractura interna en el partido, el enfrentamiento con los demás barones y su lucha por volver a la cúpula de poder de la que fue prácticamente echado, aunque realmente dimitió tras ser derrotado en las urnas en un caótico Comité Federal del que salió una gestora para dirigir el partido. ¿Por qué sucedió todo aquello? Aquí empieza la turbia vida en la política del presidente, que desde entonces se ha descubierto como un devorador del poder para lo que se sirve de la autoridad que en cada momento le ha sido otorgada, con triquiñuelas legales y la violación de las líneas rojas. Fue tras una pretendida votación por sorpresa en el Comité federal del PSOE, donde una urna demasiado escondida y ciertas intenciones oscuras, como las de incluir una votación que no estaba en orden día. Aquello hizo que el comité del partido consiguiera el 20% de los comisionados para dejarle fuera de juego.

Entonces, Sánchez cogió su coche y recorrió España, ciudad por ciudad, vendiéndose como una víctima y la promesa en el futuro de que el PSOE sería Sánchez o no sería, y lo cumplió. El PSOE ya no existe, solo existe el Sanchismo. Y por fin llegó la hora de la verdad, cuando se enfrentó a Susana Díaz, la califa del PSOE en Andalucía. Sánchez, también con unas dudosas votaciones, alcanzó el 49,8% de los votos y Susana el 40,2%, lo que convertía al díscolo Pedro en secretario general del PSOE. Desde donde nada más aterrizar en el despacho de Ferraz comenzó a hacer acopio de poder directo, reduciendo las funciones orgánicas a casi nada.

La estrategia era alcanzar la presidencia del país frente a un Partido Popular tocado de muerte a causa de la traición de Mariano Rajoy a su electorado, que en la segunda legislatura le dejó en una minoría parlamentaria que solo pudo salvar con el apoyo tácito de Ciudadanos. La estrategia de Sánchez pasaba por la coalición con Podemos y el apoyo de partidos independentistas y filoetarras, que veían la posibilidad de explotar a su favor las ansias de poder de Pedro Sánchez, que le hacían claramente débil por las que accedería a sus exigencias presidencialistas, como así fue.

Lo demás ya se sabe, sus mentiras se consolidaron demostrando que carece de palabra de honor, que lo que prometía en campaña no lo cumplía en la presidencia. Que la mentira era una herramienta política para alcanzar cualquier propósito, aunque se tratara de pisar las líneas rojas que el partido socialista jamás hubiera cruzado. Eso le llevó a hacer una limpia interna y deshacerse de las voces críticas. Se saltó la constitución en la pandemia, convirtió el gobierno de España en su trampolín personal manipulando con los medios de comunicación, prostituyendo las instituciones y convirtió el congreso en un patio de vecinos que, en vez de ser el espacio en el que hablar de política y de la mejora de los ciudadanos…, es un lugar donde se reparten zascas a la defensiva, cuyo nivel intelectual de los diputados -salvo muy pocas y honrosas excepciones- deja mucho que desear. Un espacio en el que se legisla por decreto ley apisonando el debate político y la cancelación a la oposición, cuyo resultado es lo más parecido a un estado bolivariano.

Durante el poco tiempo que lleva en esta segunda legislatura, supura el caos, la corrupción y los intereses partidistas por todas sus costuras. Presenciamos la torticera aplicación de la Constitución para dar gusto a sus exigentes y condicionantes políticos, especialmente a Junts, a toque de corneta de Puigdemont, mientras que sus socios de gobierno, Sumar, se descompone, con el enemigo en casa, Podemos.

¿Qué puede extrañarnos con la aparición del caso Koldo? ¿Es José Luis Ábalos el responsable cuando participaron de la red otros ministros como Fernando Grande-MarlaskaSalvador IllaÁngel Víctor Torres, incluso la actual presidenta del Congreso, Francina Armengol? ¿Puede salir incólume Pedro Sánchez de tener un gobierno salpicado de corrupción desde hace ya más de cuatro años? Solo recordemos que la razón por la que llegó a Moncloa fue a través de una moción censura, acusando de corrupción al Partido Popular cuando Mariano Rajoy no estaba ni tan siquiera imputado, y que la denuncia que exigían para dimitir no afectaba tan siquiera a nadie de su gobierno.

Ahora, José Luis Ábalos se ha pasado al Grupo Mixto para no perder su condición de aforado… Con esto, a Sánchez le ha salido otro duro competidor en sus exigencias además de los independentistas y filoetrras, porque si Ábalos tira de la manta -que dice no tener-, tendrán que hacer las maletas y pedir asilo político en Cuba o Venezuela, porque acabarán en la cárcel la mitad del gobierno y quizá parte del Partido Socialista Obrero Español.

También, es interesante ver como socialistas, periodistas, tertulianos y mamporreros a sueldo del gobierno pretenden blanquear esta red de corrupción exigiendo pureza delictiva y para eso meten siempre en el discurso el caso del hermano de Isabel Díaz Ayuso, que no tienen nada que ver y que la Fiscalía Anticorrupción archivó la investigación abierta sobre el contrato legal. La izquierda es perro de presa, ¿o no os acordáis de Rita Barberá? Pues eso.

El PSOE en el laberinto (Martínez Roca) Ainara Guezuraga. Este ensayo es de 2017, sí, pero viene bien recordar lo que supuso la escalada y cuchilladas que existieron en el PSOE, centrados en las figuras sobresalientes de Susana Díaz y Pedro Sánchez, del odio cerval y la desconfianza que se profesan y de cómo una ascendió poco a poco y otro cayó en picado. Hoy tenemos lo que tenemos.

El sistema y la madre que lo parió (Harper Collins) Javier Cabello. Este libro, lanza una llamada a la acción colectiva, pone patas arriba la cultura de lo políticamente correcto y se rebela contra el estado del bienestar que prometen los que mandan.  Mediante cotidianos e indignantes casos prácticos y reflexiones cargadas de datos inapelables, ironía y sentido común, te descubrirá los entresijos del sistema, te demostrará que nada es gratis y te empujará a dudar de los principios regidos por el discurso único que pocos se atreven a poner en el centro del debate.

La teatralización de la política en España (Catarata) Xavier Coller. Los políticos, cuando están en sus parlamentos tienden a aprobar leyes de manera cooperativa. Sin embargo, recurren al fenómeno de la “teatralización”, del conflicto en la política de maneras diversas: broncas, trifulcas, algaradas, acusaciones, gestos obscenos, insidias, exabruptos, aspavientos, ofensas, abucheos, zascas, gritos, desprecios, burlas, incluso amenazas o violencia simbólica... Desgraciadamente no son situaciones infrecuentes y se escenifica solo con los rivales, no con los correligionarios, y esto sin duda tiene efectos nefastos sobre la democracia.