Jóvenes descreídos y despendolados… que sólo valoran la familia
Nos preguntábamos por qué hombre y mujer no se entienden… como también podríamos preguntarnos por qué razón tienen tan poca paciencia entre sí. Hoy lo habitual es que ningún matrimonio llegue a término, que convivan juntos hasta la muerte, del uno o del otro.
Pero primero sigan este mini-vídeo, cuyo guión es brillante. Recuerda las palabras de Clive Lewis: una mujer entiende por desinterés tomarse molestias por los demás, un hombre entiende por desinterés no molestar a los demás. Juega con esa diferencia y conseguirás que cada sexo considere al otro radicalmente egoísta e insufrible.
No es baladí: ¿o es que hay algún sociólogo, proceda del espectro ideológico del que proceda, donde proceda, de que la inmensa mayoría de los males de la nueva generación procede de las abundantes rupturas matrimoniales de la anterior.
Y la cosa tiene su importancia, porque si la familia no funciona, la sociedad no funciona. No sólo porque la familia constituya la célula fundacional y formal de la sociedad, sino, aun más relevante, porque la familia es "una célula de resistencia a la opresión” (Chesterton). En efecto, la familia es la única institución en la que al individuo se le valora por lo que es y por por lo que significa, no por lo que aporta. De la puerta del hogar hacia afuera, se impone la contraprestación, propia del mercado: tanto aportas tanto recibes, tando das, tanto vales: do ut des (te doy para que me des)... y si tú no me das, tampoco esperes nada de mi.
El mundo funciona así, salvo en el ámbito familiar. Por eso tenemos una generación actual de jóvenes descreídos y despendolados pero que, según declaran, lo único que valoran es la familia.
Pero, ojo, si desentrañamos esa respuesta nos toparemos con que lo que realmente valoran no es una familia cambiante: es una familia que constituya un asidero firme, al que siempre se pueda volver. Y claro, para volver, tiene que estar donde lo dejamos. tiene que ser un amor para siempre… entre otras cosas porque el amor entre hombre y mujer o es para siempre o simplemente no es amor digno de tal nombre.
En sus planteamientos teóricos esos jóvenes y adolescentes pueden ser partidarios del divorcio y del homomonio, del amor-sentimiento, de lo que hoy es y mañana ha cambiado… pero, en la práctica, lo que añoran es el otro: lo antiguo, lo tradicional, lo natural, añoran el matrimonio, origen de la familia, para toda la vida. Y esto, insisto, por muy progre y confundido que anda el adolescente. Y es lógico, cuanto más confusa es su vida más añoran un punto de apoyo, algo firme a lo que regresar, aunque sólo sea con el corazón. Puede que respondan al encuestador que son partidario de la familia abierta pero si tienen un problema saben que no podrán volver a una familia destruida, sólo a la familia 'de antes’, a la familia natural, que, independientemente de su resultado actual… se creó para siempre, para siempre, para siempre.