Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Irán, cuyo régimen islamista tiene en su punto de mira a las minorías, especialmente a los cristianos, en el contexto de las  protestas y manifestaciones desde el asesinato de la joven kurda de 22 años Mahsa Amini, a manos de la policía de la moralidad, hace ya tres meses.

El mensaje del régimen es «mantenerse al margen» de las manifestaciones y no involucrarse en la ola de disidencia popular que tiene como blanco a los dirigentes de la República Islámica, empezando por la cúpula religiosa y sus normas inspiradas en la sharia, de las que el hiyab -el velo obligatorio- se ha convertido en un trágico símbolo de muerte, informa Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).

La última confirmación del creciente clima de intimidación hacia los cristianos procede de un miembro de la comunidad cristiana, que habla de «presiones» que también afectan a otras minorías para que permanezcan «en silencio y no participen en las protestas». Yonathan Betkolia, líder de la Sociedad Asiria de Teherán, citado por la agencia de noticias semioficial Isna, cuenta que ha habido «peticiones» de miembros de las fuerzas de inteligencia y seguridad dirigidas a «representantes cristianos, obispos y sacerdotes».

En las últimas semanas, Article18, un sitio activista cristiano, había informado de las «advertencias» de líderes y parlamentarios cristianos en Irán, que pedían a los creyentes “no involucrarse» en las protestas. Según algunas fuentes, decenas de jóvenes caldeos y asirios, que asistieron a manifestaciones en el pasado reciente y publicaron mensajes de apoyo en las redes sociales, recibieron llamadas telefónicas de dirigentes eclesiásticos en las que se les advertía que “serían arrestados de un momento a otro» si no «paraban». En respuesta, muchos dijeron que «sí, son cristianos, pero también iraníes” y que dado que “vivimos en este país, y esta es nuestra patria» su intención era participar en la lucha común por la libertad y los derechos.

En Irán viven unos 25.000 cristianos, que junto con unos 100.000 armenios constituyen la comunidad «reconocida» por la República Islámica. A ellos hay que añadir los musulmanes conversos, que no son contabilizados por Teherán -y muchas veces son perseguidos.

Nigeria, uno de los países más grandes de África con una población de alrededor de 200 millones de personas, es, según ACN, la nación donde los cristianos sufren mayor persecución

Nos vamos ahora a Nigeria, donde María Lozano, jefa de Prensa Internacional de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), realizó recientemente una visita a ese país con la intención de dar a conocer el drama de los cristianos perseguidos, y ha recogido cómo es la situación actual en esa nación y qué pueden hacer los católicos al respecto, recoge Aciprensa.

“Esta visita ha sido muy impactante y muy conmovedora porque hemos encontrado muchísimas víctimas de la violencia de este país, víctimas sobre todo de la persecución religiosa que está pasando en el norte, en el noreste del país, víctimas de Boko Haram, un grupo terrorista que ha matado a muchísimas personas, entre ellos muchísimos cristianos”, dijo Lozano en diálogo con EWTN Noticias.

“Fue impactante para mí escuchar testimonios. Nos tomamos mucho tiempo para encontrarnos con víctimas que están desplazadas en diferentes campos de refugiados y escuchar qué había pasado  y cómo hoy todavía están luchando contra un trauma inmenso”, prosiguió.

Nigeria, uno de los países más grandes de África con una población de alrededor de 200 millones de personas, es según ACN la nación donde los cristianos sufren mayor persecución.

En muchos aspectos de la sociedad nigeriana, precisó Lozano, los cristianos son considerados en la práctica como “ciudadanos de segunda clase”. Uno de los problemas más serios que sufren los cristianos es la discriminación en el norte de Nigeria ya que allí “hay una discriminación estratégicamente estructural, yo diría casi diaria, con los cristianos porque son como ciudadanos de segunda clase. De eso se habla muy poco pero es un problema que hemos visto y hemos descubierto que hay que afrontar mucho más”.

En esa zona del país los cristianos “no tienen derechos para llegar a puestos de decisión, muchas veces tienen problemas para las plazas de estudio, para llegar a una formación igualitaria con los musulmanes, tienen muy poca voz y voto en la política pese a que en Nigeria la mitad de la población es cristiana”, lamentó.

Otra manifestación de la persecución son los constantes secuestros de sacerdotes, que “son un objetivo muy fácil de rapto. Se sabe que la Iglesia no va a reaccionar con violencia y también los buscan con un objetivo económico”, dijo Lozano.

A pesar de todo, relató Lozano, los cristianos nigerianos “tienen una resiliencia enorme y una fe muy profunda en un dios que es Dios de la vida. Lo dicen siempre, la muerte viene por la falta de Dios y eso los lleva muchísimo a vivir su fe a pesar de todo, que muchas veces es lo único que les sostiene”.

Si creer en Jesucristo presenta una seria amenaza en muchas partes del mundo, ser mujer cristiana es aún más difícil

Asimismo, recientemente, la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) se manifestó acerca del sufrimiento y los abusos que sufren particularmente las mujeres pertenecientes a minorías religiosas en países donde dichos grupos son perseguidos, informa ACN.

Uno de los miembros de la fundación en comunicarse al respecto fue Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo de la fundación, quien afirma: «Si creer en Jesucristo presenta una seria amenaza en muchas partes del mundo, ser mujer cristiana es aún más difícil. En muchos países donde existe persecución religiosa, la violencia contra las mujeres se utiliza con frecuencia como arma para la discriminación. El año que ahora termina ha visto una vez más un número elevado de casos de mujeres y niñas cristianas secuestradas y obligadas a convertirse y casarse con hombres de otras religiones».

La académica Michele Clark se sumó a estos análisis, aportando datos sobre sus estudios en Egipto, sobre los cuales ha podido concluir: «Los ataques contra las mujeres cristianas van en aumento, y sí tienen que ver con la religión. Hay indicios de que estos ataques se planifican cuidadosamente y que son sistemáticos. Ahora se están haciendo públicos más casos, pero también hay una elevada cifra de casos que aún permanecen ocultos».

Es muy fácil que un fundamentalista musulmán secuestre, viole y obligue a contraer matrimonio a una mujer joven cristiana; rara vez son acusados de un crimen y, a pesar de que se les sancione, los daños causados son muy marcados

Clark participó junto a ACN en el desarrollo del informe titulado «Escucha su grito: secuestros, conversiones forzadas y violencia sexual contra mujeres y niñas cristianas» y, en una de las decenas de entrevistas que ha llevado con la fundación, explicó acerca de las consecuencias que presenta la violencia selectiva: «No solo desgarran a las familias. La violencia contra las mujeres cristianas es un arma en la guerra de desgaste contra las minorías religiosas. Cuando una mujer cristiana es forzada a convertirse o a casarse con un musulmán, es imposible que vuelva a su fe cristiana, incluso si logra liberarse o es anulado el matrimonio. Pero, además, si la mujer tiene hijos, éstos serán musulmanes para siempre. Un grupo cada vez más afectado, que hemos podido documentar, son las madres con hijos, pues así no se arranca a una sola persona de la comunidad cristiana, sino a una madre y con ella a su prole».

Algunas aprobaciones de leyes asegurando la protección de estas mujeres han sido aprobadas en varias de estas regiones, sin embargo, muchas la mayoría de esas estas leyes no se cumplen.

Hoy por hoy, es muy fácil que un fundamentalista musulmán secuestre, viole y obligue a contraer matrimonio a una mujer joven cristiana; rara vez son acusados de un crimen y, a pesar de que se les sancione, los daños causados son muy marcados.