La Cuaresma ha comenzado con todo lo que conlleva, que va mucho más allá de los ayunos y abstinencias, de las que además no podemos -no debemos- evitar. La Cuaresma, como todo lo que tiene que ver con el espíritu, es un asunto relacionado con la voluntad y la intención, vamos, lo que hoy dirían los psicólogos, la actitud interior, y es que así lo dicen las escrituras…  «Rasgad los corazones, no las vestiduras» (Jl 2, 13).

La Cuaresma no se vive en soledad, aunque se busque el silencio interior. Pero, sobre todo, la Cuaresma es un acto de reflexión que nos debe llevar a la conversión personal. Precisamente, por este motivo escribí hace casi un año que: «Si la actividad de los cofrades no provoca un cambio en su vida ordinaria (familiar, social, laboral…), pienso que no han comprendido la trascendencia de lo que han hecho». La conversión está dirigida a la luz de la cruz por medio de la oración, la limosna y la penitencia. Y la penitencia tiene su mayor y más expresiva forma en la confesión. El tercer mandamiento de la Iglesia: «Comulgar y confesar por Pascua», puede que alguno piense que esto es solo para los que quieran… Pero no, porque si los cristianos no tenemos alma contemplativa, no cristianizaremos nada. Peor aún, seremos nosotros los que nos dejaremos transformar; y, en lugar de cristianizar al mundo, seremos nosotros los que nosmundanizaremos. La confesión frecuente, al menos una vez al año, no solo es algo recomendable, es una necesidad para un cristiano que desee sinceramente la conversión.

Nadie duda de que hoy la Iglesia, la Esposa de Cristo, está siendo mal tratada, mal querida, mal atendida. Pero me viene a la cabeza una cita de Julián Herranz que lleva en su libro En las afueras de Jericó, donde cita la anécdota del escritor Ignazio Silone, en una conversación con un tercero sobre la situación aparentemente revuelta de la Iglesia después del Concilio Vaticano II, cuando este le decía: «Nunca ha sucedido nada semejante [en la Iglesia]», a lo que Silone respondió: «No todo es exacto. En la historia de la Iglesia, la palabra nunca está fuera de lugar. Todo lo que humanamente podía suceder, ya ha sucedido. El único hecho sobrenatural es que todavía existe la Iglesia».

Quiero decir con esta anécdota, que una forma muy productiva y santificante de vivir la Cuaresma y dar sentido a los sacrificios -¡qué no son tantos ni tan terribles!- es la de ponerlos en manos de Dios para que El haga lo que considere, por ejemplo con la Iglesia, el Papa, los hijos, el cónyuge, la familia o los amigos… Nada de lo que hagamos por los demás dejará de tener su ciento por uno… ¡y la vida eterna!, si lo hacemos con la intención que corresponde. Pero cuidado, hacerlo con intención es un importante acto, que debe movernos hacia los demás, no a nosotros mismos. Lo contrario sería puro voluntarismo, como negarnos a comer o beber para no engordar, por ejemplo. Negarnos a comer carne los viernes y ayunar el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, no está movido por nuestra afinidad al veganismo ni por una operación bikini, es un acto de trascendencia que debemos dirigir a Dios por una intención precisa, y Él hará lo más conveniente.

El objetivo de la Cuaresma es la preparación interior, la conversión. Nos conduce a algo grande que ha de venir, como es la Resurrección, y que dará sentido pleno a nuestra vocación cristiana, porque sin ella el resto sería vano, como nos dice san Pablo. Es posible que algunos puedan ver en estos días tristeza, melancolía o tedio… Puede ser porque muchos de estos vean la Cuaresma como una obligación, y se confunden. La Cuaresma tiene su fundamento en el amor porque nos dirige al verdadero Amor, que en definitiva da sentido a nuestra vida.

También la Cuaresma es una parte de la liturgia muy enraizada en el pueblo cristiano y en España se concibe de forma muy especial, porque se vive la preparación de las procesiones, representaciones del juicio de Pilatos o la escenificación de la crucifixión de alguien que participa de forma activa representando a Jesús, a los romanos o los judíos, entre otros. Sin embargo, no se trata de actos litúrgicos sino de tradiciones, santas, pero tradiciones, es decir no obliga a los cristianos a asistir, y si se hace es movido por la piedad personal, pero nada más. No obstante, sí hay actos de obligado cumplimiento y otros que son recomendaciones de la Iglesia que conviene cumplir, pero que no son obligatorias.

Obligaciones son ayunar y abstenerse de comer carne el Miércoles de Ceniza o el Viernes Santo; también la abstinencia de comer carne los viernes de cuaresma.

Sin embargo, aunque no son de precepto, es decir, no son obligatorios pero conviene asistir, son el Jueves Santo y el Viernes Santo, que son los días en los que se celebran los Santos Oficios, y que se llevan a cabo en el Triduo Pascual, que conmemoran la litúrgica de la pasiónmuerte y resurrección del Señor. Tampoco es de obligado cumplimiento la Vigilia Pascual.

Hay otras tradiciones, como cubrir los crucifijos y las imágenes de los santos con una tela morada en señal de duelo o penitencia. El padre Jesús Aguilar, de la Archidiócesis de México, lo explica muy claramente: «La idea es que nada distraiga al cristiano en su proceso de conversión. Así podrá descubrir con mayor profundidad el amor de Dios a través de su Hijo Jesucristo y en los santos un ejemplo a seguir. De hecho, durante la celebración del Viernes Santo por la tarde se va descubriendo poco a poco la imagen de Cristo crucificado, hasta dejarla totalmente visible». Antes era algo tan extendido que parecía obligatorio, pero ahora solo lo hacen las parroquias que consideran seguir con la tradición.

Amor feroz (Buena Nueva) Manuel Ortuño. El amor se fía y, por eso, sabe caminar por los derroteros misteriosos de una providencia divina, que guía hacia Él todo el entramado de mi historia personal. Poco vale mi libertad si no es capaz de conducirme hacia el Bien más grande; y poco valen mis amores si no me conducen hacia el Amor más bello

Crucifixión (Sekotia) Luis Antequera. Aunque el proyecto del libro es explicar el tormento de la cruz desde un punto de vista histórico, también hace referencias a la crucifixión de Cristo, que es de la que más datos se tiene gracias a os cuatro evangelistas, la tradición Cristian a lo largo de los siglos y la cantidad de investigaciones acumuladas.

Orad sin cesar (Grafite) VVAA. El libro de la oración es una verdadera joya entre las obras de Orígenes, la compuso hacia el 233-234. Lo utilizaban en las catequesis a los catecúmenos durante la iniciación a la oración. El estudio de Orígenes es el más antiguo que poseemos sobre la oración cristiana, las ideas de este tratado catequético han ejercido una influencia duradera en la historia de la espiritualidad.