El canal 24 horas de TVE nos habla del informe 'Educación en la sombra', de EsadeEcPol, desarrollado por Juan Manuel Moreno, catedrático de Didáctica y Organización Escolar (UNED) y senior policy fellow del think tank.

Destaca el ente público que la brecha crece fuera del aula: las familias más ricas gastan hasta tres veces más en clases particulares por hijo. Clases de Inglés desde el primer año de vida, de Robótica o las tradicionales de Matemáticas, Física o Lengua, en academias o con profesores que acuden a casa. Todo para que aumenten sus conocimientos. ¡Inconcebible!

Continúa el estudio: la dispar inversión de las familias en clases particulares, a las que los hogares españoles destinan 1.700 millones de euros por curso, está "incrementando la brecha de desigualdad en materia de educación que existe". Resulta que el 30% de los alumnos de familias con menos recursos recibe clases particulares frente al 60% de los hogares con más ingresos. Y resulta también que el presupuesto de las más modestas se centra en clases de recuperación; el de las más acomodadas, en los idiomas.

Entonces, si se aplica la Ley Celáa y su nuevo currículo para la ESO: con «perspectiva de género» y sin pruebas de recuperación, para que los estudiantes no se traumaticen, ¿por qué los alumnos de la pública se ven obligados a dar clases particulares para aprobar?

brecha educativa

 

Según el estudio, aunque el porcentaje de estudiantes que reciben clases particulares es "muy considerable" en todos los hogares con hijos en edad escolar, solo el 30% de los alumnos de las familias con menos ingresos recibe formación fuera de las aulas frente al 60% de las que más ganan, según este estudio. El gasto medio por alumno es también mayor en el caso de los hogares con más recursos -tres veces más que en los hogares más pobres tanto en la red pública como en la concertada- y sus clases están más enfocadas a conseguir una "ventaja competitiva" -por ejemplo, con los idiomas- que a reforzar o recuperar una asignatura como pueden ser las matemáticas. Al parecer, eso sólo les ocurre a los alumnos con menos recursos y será con las matemáticas progresistas. 

Después de que la nueva ley educativa recoja que se estudiarán las matemáticas con "perspectiva de género", pero no con números romanos. para evitar "la mayor ansiedad de las alumnas» ante la asignatura o de que promueva el conocimiento LGTBIQ, mientras que el conocimiento del castellano será «suficiente», después de que puedan promocionar y titular sin límite de suspensos, los estudiantes necesitan clases particulares para recuperar. Pilar -Alegría- ¿qué está pasando? 

"En este siglo XXI el mecanismo de reproducción de la desigualdad de la educación en España va a tener cada vez más que ver con este mercado de las clases particulares. Es la manera en la que se van a distinguir los hogares más pudientes", señala el autor del estudio Juan Manuel Moreno a RTVE.es. De hecho, de cada tres euros que se invierten en clases particulares, dos van a ampliar y perfeccionar conocimientos y uno, a evitar suspender la asignatura en la que un hijo va rezagado.

El mercado de las clases particulares "Se comporta de facto como si fuera un bien de primera necesidad -apunta Moreno-. No es que lo sea, pero las familias se están comportando como si lo fuera. Ves que caen otros gastos como alimentación, ropa, etc… pero no el de las clases particulares", cuyo gasto ha subido en los últimos 15 años de forma sostenida con la única excepción de la pandemia.

"Se ve claramente: cuantos más recursos tiene una familia, más gasta en ampliación, perfeccionamiento y menos en refuerzo y recuperación; y cuantos menos recursos tiene una familia es al revés. Quienes están más en riesgo de repetir y fracasar son los hijos de las familias de menos recursos, esto ya lo sabíamos. Y eso que la Ley Celaá pone en el centro que los alumnos no se traumaticen en caso de que tengan que repetir. Es el pensamiento Celaá: si los alumnos repiten mucho... pues suprimimos las repeticiones. Pedir más esfuerzo no es progresista. Y se diría que las clases particulares, tampoco. 

Así, la nueva generación de alumnos y alumnas formada por las enseñanzas del Gobierno Sánchez será afectiva, emocional, igualitaria y nada traumatizada por los suspensos... aunque den clases particulares. Esto promete.