Con el Covid hemos vuelto a recordar que la comodidad es el mayor enemigo de la felicidad y que, al mismo tiempo, las prevenciones no hacen otra cosa que aumentar el miedo, sin mejorar la seguridad.

Pero, sobre todo, no olvidemos que el objetivo último de las muy responsables autoridades sanitarias, es decir, políticas, ni tan siquiera es la vacunación general: el objetivo consiste en asfixiar la discrepancia, cualquier discrepancia. Créame: el covid, mejor, la utilización que el poder ha hecho del virus, supone un proceso clarísimamente antidemocrático.

Esto ya no es periodismo esto es una película de terror bajo la siguiente tesis: si no te vacunas, no sólo eres un idiota, también eres un asesino

Porque esto de la vacunación se está demostrando un proceso de acoso tan descarado que resulta sospechoso. Las TV compiten por relatarnos, sin límite de tiempo, tragedias sin fin, todas ellas producto de la inconsciencia, la irresponsabilidad y la insolidaridad de no someterse… mientras nos venden la tercera dosis de Pfizer y Moderna.

Oiga: esto ya no es periodismo, esto es una película de terror bajo la siguiente tesis: si no te vacunas, no sólo eres un idiota, también eres un asesino.

Ahora toca acosar a las embarazadas: acabarás en la UCI y matarás a tu hijo, todo ello cantado por los mismos que pregonan el “derecho al aborto”.

Ahora toca acosar a las embarazadas: acabarás en la UCI y matarás a tu niño

Atención: y sin la menor autocrítica o matiz. Y el PP peor que el PSOE. Ahí tienen al pepero Alberto Núñez Feijóo, el mayor tirano sanitario de las Españas. Exige la vacunación obligatoria de todos y todas, y si no puede instaurar este régimen del terror es porque no puede, mientras sigue sin ayudar a PharmaMar, la empresa gallega que ha lanzado un tratamiento prometedor contra el virus. Porque este es otro de los misterios del Covid: las vacunas han llegado antes que las terapias.

Sin la menor autocrítica o matiz. Y el PP peor que el PSOE, ahí tienen a Núñez Feijóo, el mayor tirano sanitario de las Españas

Núñez Feijóo, un progresista de derechas, considera que la salud es primero que la libertad, que es la fórmula para acabar con la democracia e imponer la tiranía en el siglo XXI. El presidente gallego pretende imponer la vacuna porque asegura que la salud pública es lo primero. Pues no, señor Feijóo. La salud pública no puede ser lo primero porque no existe. Existe la salud privada, de cada persona, que puede preservarse con dinero privado o con dinero público. Y lo malo del dinero público es una contradicción en sus propios términos: el dinero público no es otra cosa que el dinero privado que, a la fuerza, le tenemos que dar a usted y que usted administra como le viene en gana.

De cualquier forma, un acoso tan descarado para que nos vacunemos, cuando no sabemos ni lo que nos están inoculando ni las consecuencias de lo que nos están inoculando, por no hablar del origen inmoral de las vacunas, que utilizaban cultivos celulares de fetos humanos -por cierto, sin necesidad alguna-, con una prepotencia sin límites, sin matices de ningún tipo, sin reconocimiento, al menos, de hipotéticos efectos secundarios, pues hombre, a mí me suena a falso. A mí y al lucero del alba.