Toda expresión de afecto debe ser suprimida: por responsabilidad y solidaridad
Renuncio a luchar contra la histeria. El que quiera vivir encerrado en una cueva y bramando contra la irresponsabilidad generalizada y contra la irresponsabilidad del vecino… por mí que no se prive.
En este caldo de cultivo es donde pasa inadvertido que la ministra Carolina Darias, un portento de la evidencia científica (si es evidencia no es científica, si es científico no es evidente), nos anuncia que habrá necesidad de una tercera dosis, más que nada porque los que ya han recibido dos continúan contagiándose y contagiando. Eso sí, en menos porcentaje, nos dicen… Sólo faltaba que fuera en más.
A lo mejor haríamos bien en acostumbrarnos a vivir con normalidad… y con el virus. Para no amargarnos y eso
Luego vendrá la cuarta dosis, la quinta y, finalmente, la vacuna permanente, que no será eficaz al 100 por 100 por lo que aún deberemos mantener mascarilla, distancia de seguridad y nada de expresiones de afecto.
Este último punto es importante. De hecho, para derrotar al virus lo mejor es que toda expresión de afecto humano sea prohibida.
¿ Y con ello acabaríamos con el virus? Por supuesto que no, pero seríamos mucho más responsables y mucho más solidarios.
A lo mejor haríamos bien en acostumbrarnos a vivir con normalidad… y a convivir con el virus, sin tantos aspavientos. Para no amargarnos y eso.
Mientras, a la inmunidad natural contra el Covid se le sigue esperando... pero nunca llega.
Colofón: la alcaldesa de Roma se niega a vacunarse. Y eso que hace ocho meses que se infectó. Asegura que aún tiene anticuerpos. Mario Draghi: ¡fusílala!