Dos son los vectores de la gran tomadura de pelo Covid, el nacional y el internacional.

De un lado, en España, Sánchez no nos permite quitarnos la mascarilla porque a él, palabra, no le deja Carolina Darias, a quien no se lo permite el Comité de Expertos que se guía por evidencias científicas y que, por el momento, no existe. Un follón. 

Pero es que, además, ahora, con la calima, resulta que las mascarillas hay que llevarlas también en el exterior. Y una sociedad aborregada tras dos años de encarcelamiento, se ha apresurado a sacar los bozales contra la calima que, encima, nuestros expertos aconsejan sean reforzadas, FFP2, es decir, las que impiden respirar y además son más caras. Por cierto, pura casualidad, el IVA de las mascarillas sigue siendo el habitual. Es decir, que si dejamos de utilizar bozales, el Gobierno va a perder un montón de dinero. 

Pero cederemos una vez más, y con gusto: obedeced y luchar. Y es que ahora resulta que las mascarillas son buenas para la calima... ¡y también para la halitosis!

Pero lo mejor está por llegar y viene de fuera: Bill Gates, el hombre que intentó lanzar su vacuna Novavax, con no mucho éxito, y que colaboró con otras sin poder controlarlas, nos habla ahora de un nuevo patógeno, que está por llegar, y del necesario desarrollo de nuevas vacunas contra los nuevos virus. 

Pfizer pide una cuarta dosis. Está claro que a la séptima dosis o la vacuna triunfa o el virus bosteza

No, no sean malpensados: no es Bill Gates quien está fabricando el nuevo virus y, de paso, el antídoto. Lo que ocurre es que la locura ha cundido por el mundo y entonces estamos abiertos a cualquier nueva noticia... con tal de que sea trágica.

Y Pfizer, naturalmente, pide una cuarta dosis. Natural, si no es con negocios cautivos sus acciones podrían caer en bolsa. Y eso no puede ser.

Mientras, nuestro sistema inmunitario, es decir, el que siempre ha vencido a los virus, se ha convertido en algo parecido a un fantasma, del que sabemos menos que antes de que comenzara el virus. Por ejemplo, no sabemos por qué nuestro sistema inmunitario tarda tanto en vencer a este virus.