Con motivo del Día de Europa, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha publicado el siguiente comunicado:

"Hace exactamente 75 años, un líder visionario propuso una Europa unida. La declaración de Schuman fue el primer paso hacia la Unión Europea actual y el inicio de la etapa más larga de paz y prosperidad en la historia del continente. Hoy, incluso en tiempos de incertidumbre global, Europa ha permanecido como un ancla de estabilidad en un mundo cambiante. La UE se ha consolidado como una democracia única, formada por 27 países y 450 millones de personas, con una economía sólida y dinámica, además de garantizar derechos como aire limpio, educación gratuita y libertad de expresión. Los ciudadanos europeos han disfrutado de una vida más larga y saludable que en cualquier otra parte del mundo. Y somos tan atractivos que hasta 12 países han solicitado unirse a la Unión. 75 años después de la declaración de Schuman, Europa es más que una unión, es nuestro hogar y podemos estar orgullosos de ello. Así que larga vida a Europa. Y feliz día de Europa".

Todo esto es muy bonito. Pero a Von der Leyen se le ha olvidado mencionar que en la supuestamente envidiada UE, hay derechos, como el de la vida de los no nacidos, que son perseguidos y pisoteados.

Así, por ejemplo, el 11 de abril de 2024, el Parlamento Europeo aprobaba una resolución que pedía a los Estados miembros incluir el aborto (o sea, el asesinato del bebé dentro del útero materno) en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea.

Se dio la circunstancia de que también ese mismo 11 de abril, mientras la cámara europea aprobaba semejante barbaridad, el Papa Francisco, en una de sus audiencias, volvía a hablar claro contra el aborto, especialmente contra el eugenésico, ese especialmente cruel que mata niños antes de nacer por tener algún tipo de discapacidad: "La cultura del descarte, de hecho, no tiene fronteras. Hay quienes presumen de poder determinar, basándose en criterios utilitarios y funcionales, cuándo una vida tiene valor y merece la pena ser vivida". (...) "Esto es muy importante, los dos extremos de la vida: se aborta a los niños con discapacidades, y a los ancianos en su fase final se les da la ‘muerte dulce’, la eutanasia, una eutanasia disfrazada, pero siempre es eutanasia, al fin y al cabo".

Vamos a recordar a doña Ursula Von der Leyen, y a todos los burócratas de Bruselas, lo que es un aborto y algunos de los métodos con los que se realiza este asesinato del ser humano más indefenso de todos, en boca de la enfermera exabortista María del Himalaya: