Resumen de tertulias y entrevistas en radio y TV (06/02/2020)

En Tele 5, el presidente de Vox, Santiago Abascal, ha hablado sobre la reunión que se producirá entre Pedro Sánchez y Quim Torra esta misma mañana en la Generalitat.  

Abascal ha opinado también a otros asuntos como la crisis de los agricultores, la subida del salario mínimo interprofesional, el enfrentamiento con algunos agricultores en las protestas en Madrid o la polémica reunión del ministro Ábalos con Delcy Rodríguez, la vicepresidenta del gobierno venezolano que tiene vetada su entrada en la Unión Europea.

En primer lugar, Abascal ha hablado sobre el incidente con agricultores en Madrid. "Hubo alguno vinculado a la UGT aprovechando que tenía un megáfono y le apoyaron otros cinco neonazis que me gritaban vete a Israel", dice. El líder de Vox asegura que la mayoría de los manifestantes les felicitaron: "Nos dieron las gracias por haber ido a escucharlos".

Santiago Abascal ha hablado también sobre la exclusión de Vox en las comisiones de investigación del Congreso y las palabras de Simancas hablando de una "higiene política" al respecto. "Vox es la víctima, nos han aplicado un cordón sanitario". El líder de Vox califica como "una chulería" la actitud de Simancas y explica su punto de vista sobre la cuestión: "Han sido capaces de ponerse de acuerdo PSOE, PP, Podemos y Ciudadanos para excluir a Vox y no han sido capaces de hacerlo para que el Gobierno de España no dependa de separatistas y comunistas”.

Abascal ha hablado sobre la anunciada reunión de Torra y Sánchez que se producirá esta mañana en la Generalitat. "Es la reunión entre un presidente ilegítimo y otro ilegal", ha comentado. El presidente de Vox ha criticado la postura del Sánchez con Venezuela: "Va a ser un tema de fricción con el resto de la Unión Europea. Mientras que la mayor parte de los líderes políticos reciben al Presidente legítimo de Venezuela, el señor Sánchez se niega y mantiene una interlocución con la enviada de Maduro", afirma.

En la SER, Ángels Barceló opinaba: "Hoy llega, finalmente, el día de la reunión entre el Pedro Sánchez y Quim Torra. Llega con la legislatura española recién estrenada y con la legislatura catalana agonizando. Y llega haciendo real una de las muchas paradojas del procés, la reunión era una exigencia de Esquerra Republicana para permitir la investidura de Sánchez pero la va a utilizar Quim Torra para hacer campaña contra Esquerra en su lucha por la hegemonía del independentismo.

Pedro Sánchez intenta normalizar la reunión con quien busca el choque frontal con el Estado con una ronda de entrevistas con representantes de otras instituciones catalanas. Es cierto que es un rodeo para llegar a la reunión con Torra pero también es cierto que el resto de encuentros le permitirán al presidente del gobierno tomar el pulso de otra Cataluña que también existe y a la que Quim Torra ignora, y además manda el mensaje de que Cataluña es algo más que un gobierno y un procés agonizante.
Con todo, el presidente del Gobierno no tiene nada que ganar con el encuentro, solo la escenificación de su voluntad de diálogo y en cambio quien seguro que no va a perder va a ser su interlocutor, Quim Torra, pendiente de inhabilitación, que va a convertir la reunión en un nuevo acto de campaña. Y Esquerra, promotor de la iniciativa, lo estará mirando por la tele y sin poder sacar ningún rédito político. Uno más de los muchos despropósitos del procés".

En Onda Cero, Fernando Ónega decía: “Claro que cabe esperar algo concreto: la foto. Incluso puede ser la foto del día. La foto de las antípodas, que diría María Jesús Montero. Algo se habrá avanzado, porque Sánchez no solo le coge el teléfono, sino que le llama y lo va a visitar. A partir de ahí, vaya usted a saber qué titular le ponemos a esa foto. Si Torra no sale de su madriguera de represión, amnistía y autodeterminación, para ese viaje no se necesitan alforjas.

Y Torra no va a salir sin esas pancartas, porque se lo manda Puigdemont. Sin acta de diputado y con respiración artificial, esa es su obsesión, pero también su gloria. No tiene otra como líder ni como gobernante.

Y Sánchez no puede salirse de un territorio que se llama marco constitucional. Esas son las antípodas. Y ante las antípodas, aplíquese el principio constitucional de los gallegos: amigos, muy amiguiños, pero a vaquiña polo que vale. Bastante más interesantes parecen las reuniones con la llamada sociedad civil, aunque sean una forma de disimular el encuentro con el supremacista.

Por ahí se tenía que haber empezado, como intentó otra inocente bienintencionada llamada Soraya Sáenz de Santamaría. Pero mira una cosa: intentar, lo hay que intentar, aunque escandalice a la derecha y aunque no salga nada más concreto que la foto. Y si fracasa, habrá que intentarlo otra vez. Y cien veces si es preciso. Si el problema es que el Estado desapareció en Cataluña, que reaparezca aunque solo sea para hablar”. 

En Onda Cero, Carlos Alsina comentaba: “Al mediodía de hoy llegará el presidente al Palau de la Generalitat de Cataluña para dejarse agasajar por Joaquim Torra aunque, en realidad, será Sánchez quien le estará agasajando a él. Fue Torra quien exigió esta reunión, fue Junqueras quien presionó a Sánchez para que la concediera y es el presidente quien traga el sapo puigdemoníaco y se planta con su mejor sonrisa en el Palau. A repetir lo de Pedralbes de hace año y pico pero con dos diferencias:

• Una, que Torra ya está con un pie fuera y abandonado por sus socio de gobierno. Coartada perfecta para que Sánchez lo despache sin atender demasiado a nada de lo que le pida.

• Dos, que la reunión aquella fue para iniciar la negociación que iba a haber conducido a una mesa de negociación fuera del Parlamento y con relator incorporado y ahora la mesa en cuestión ya está aceptada y bendecida por el gobierno de España. Sin relator pero con tutor carcelario, que es Junqueras.

Torra no necesita llevar hoy el documento de los 21 puntos de hace un año porque sus 21 mandamientos se resumen en dos: amnistía y autodeterminación. Que significa impunidad por los delitos cometidos y saltarse la soberanía nacional”.

En Onda Cero, Rubén Amón lanzaba sus preguntas: “¿Qué os parece el viaje oficial de Pedro Sánchez al estado de Cataluña?

¿Era necesario multiplicar reuniones, citas, inauguraciones, para disimular la cumbre con Quim Torra, pretenderlo convertir en un encuentro casual?

¿Y qué sentido tiene reconocerlo, homologarlo, como presidente, cuando lo han inhabilitado el Supremo, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y hasta el Parlament?

¿No os parece que Torra va a aprovechar esta cumbre de propaganda para exigir condiciones imposibles y denunciar ante los catalanes la sintonía de ERC con Sánchez?

¿Y es verdad que Sánchez quiere reducir a Torra a un trámite para pactar la mesa con Esquerra y lanzar en Barcelona el proyecto del tripartito?

¿Es por tanto la visita de Sánchez el primer acto electoral de los comicios catalanes?

Volvamos a la política nacional. ¿Se esperaban Abascal y sus diputados el escarmiento de los agricultores cuando trataron de patrimonializar la protesta? Hubiera sido más poético que el líder de Vox compareciera a caballo.

En la COPE, Salvador Sostres explicaba: “Son dos farsantes (Sánchez y Torra) que van a hacer ver que se reúnen para hablar, y realmente se reúnen para demostrar que hablan pero no para ponerse de acuerdo en nada, como mínimo por parte de Torra que lo que querrá es despedirse haciendo una machada y diciendo que quiere un referéndum de independencia. Y esto ni Sánchez se lo puede dar, hasta donde yo sé”. “Creo que va a ser una escenificación más en la que cada vez más el independentismo se va quedando sin opciones y cada vez más la unidad de España queda menos en entredicho. Puigdemont ya reclama otro referéndum, es decir, el del 1 de octubre ya han admitido que no vale”.

En la COPE, Pilar García de la Granja apuntaba: “Es insólito: este Gobierno se somete al chantaje independentista y del chavismo. Es una cosa insólita. Y sobre todo enfrentarte, después de los problemas que sabes que te puede dar la administración Trump y que ya está dando a compañías multinacionales, por ejemplo a Meliá Internacional, enfrentarte directamente a la potencia estadounidense. Mañana hay una conversación entre Pompeo el secretario de Estado de EEUU- y la ministra de Asuntos Exteriores en la que se va a hablar de todos estos temas. Y lo que me parece insólito es que es ya la décima versión de lo que sucedió en ese aeropuerto.  Queremos ver esas imágenes ya, queremos saber con cuánta gente habló por teléfono la vicepresidenta de Venezuela, cuánto tiempo estuvo allí el ministro Ábalos. Pero esto qué es”. “Una cosa es hacerte el tonto y otra que te tomen por tonto”.

Antonio San José destacaba: “Lo mejor es que la verdad se va abriendo paso, al final te reconforta ver cómo la versión número 17 de aquel encuentro rarísimo de madrugada en Barajas”, “ahora dirá Ábalos: le pasé el teléfono para que Sánchez le felicitara el año a Delcy Rodríguez”. “Todo es muy chusco. Y un Gobierno que además se califica de progresista, abierto y transparente lo que tiene que hacer es contar la versión definitiva porque aquí no hay forma humana de saber qué es lo que pasó”. “Guaidó vino después, le recibió Macron, Johnson, Trudeau y aquí no fue recibido por el presidente del Gobierno”.

En la SER, José María izquierdo destacaba: “Dicen los periódicos que “la Fiscalía Anticorrupción acusa a Francisco González de contratar ‘de forma opaca’ a Villarejo para el BBVA”. O sea, por detrás y de tapadillo, como hacen los que quieren ocultar sus fechorías.

Curioso personaje este Francisco González, que sin cargo alguno en el banco, todavía mantiene a su servicio, como si fuera un cinematográfico señor de la guerra, una quincena de escoltas a cargo del BBVA, con un coste anual cercano a los dos millones.

Entronizado en el banco público Argentaria por sus amigos y protectores José María Aznar y Rodrigo Rato, consiguió a base de empellones hacerse con todo el poder en el BBVA. ¿Resultado? Que según analistas muy respetables, González se ha llevado entre 250 y 300 millones en sus diecisiete años al frente del BBVA.

Los mismos que consideran que su gestión ha sido un fiasco, con pérdidas de valor más que evidentes, lo que no impidió al gran hombre llevarse para sus mansiones como pensión la bonita cifra de 80 millones de euros. La ley, recuerden, avanza con antifaz”.