Resumen de tertulias y entrevistas en radio y TV (28/05/2019)

En Onda Cero, Fernando Ónega afirmaba: “Sé que el panorama va a cambiar y no sé cómo. Pero vamos a ver muchas sorpresas. El paso que dio Ciudadanos de abrirse a hablar con el PSOE y con Vox y sin líneas rojas abre un horizonte insospechado. Está en el aire la alianza de las llamadas tres derechas, por ejemplo. Rivera se convierte en la novia de España porque tiene casi todas las llaves, incluidas las dos de Madrid, tan festejadas, y quizá prematuramente festejadas, por el Partido Popular.

Hay ocho comunidades autónomas, siete capitales de provincia y un número indeterminado de alcaldías que necesitan pacto de gobernación. Y no olvidemos el gobierno de España, donde Pablo Iglesias sigue tirando por la coalición, y los socialistas la enfrían.

Y, por no descartar nada, yo no descarto que la alianza liberal-socialista en Europa que se alumbró entre Sánchez y Macron tenga su vertiente española. Todo está por escribir, no hubo ninguna reunión y se está en la fase de tanteo. Lo único cierto, en primer lugar, es que las elecciones piden acuerdos de gobierno y los tendrá que haber.

Y la segunda certeza es que Ciudadanos, a pesar de tener la décima parte de los concejales que tiene el PP, se convierte en partido de referencia. Puede hacer alcaldes y presidentes regionales. Y puede pedir prácticamente el precio que quiera. Ahora bien: no me pidas una profecía de cómo quedará el cuadro, porque ni Albert Rivera lo sabe. Se empiezan a abrir puertas de diálogo, y eso ya es mucho en este país”.

En Onda Cero, Carlos Alsina explicaba: “Rivera mira sus cromos y vuelve a preguntarse qué debe ser Ciudadanos. Ubicarse en la derecha-derecha le ha servido (así lo ven los naranjas) para seguir creciendo, pero no lo bastante para ser otra cosa que la segunda marca de la derecha. Así que Rivera mira a Sánchez y a quien ve es a Javier Lambán, un socialista que es sanchista pero de última hora, qué otra cosa puede ser si el rey Pedro conquistó el trono. Lambán le sirve a Rivera para pactar por la izquierda sin que se le abran las costuras.

Y Sánchez mira a Rivera y le encuentra ahora aptitudes que hasta el domingo no le veía. Antes veía a un Abascal afeitado y ahora ve un joven reformista. Un liberal europeo. En Ferraz nadie cantó el domingo 'con Rivera, no; con Rivera, no'. Dile tú a Lambán que con Rivera no. Díselo a Tudanca.

Todo lo hemos visto ya. Hace seis meses ya se lo escuchamos. A Ábalos, a Carmen Calvo, a Pedro Sánchez. La suma de PP y Ciudadanos no bastaba para investir presidente en Andalucía. Hacía falta el tercer elemento, el elefante en la cacharrería, ¡Vox! Y ahí estuvieron Sánchez, Ábalos, Calvo, advirtiendo a Ciudadanos del grave error político, y la grave responsabilidad moral en que incurriría, si permitía que fuera Abascal quien decidiera el gobierno de Andalucía. 'Aísle a Vox', le decían, 'permita que gobierne el PSOE, qué pensarán de usted sus socios europeos'. Incluso lo de Manuel Valls yo lo vimos entonces: el repudio a la extrema derecha nacionalista y populista, el cordón sanitario que para Valls, como para el PSOE, debía levantarse frente a Vox, no entre Ciudadanos y los socialistas”.

En Onda Cero, Rubén Amón se preguntaba: “¿Ha dimitido ya Pablo Iglesias?

El líder de Podemos rebaja su ambición de ser ministro. ¿No se le puede dar una dirección general o una subsecretaría? Aunque sea por caridad.

 Ciudadanos levanta el veto al PSOE y a VOX. ¿Se resigna por tanto Rivera al papel adolescente de bisagra?

¿Va a decirle alguien a Pablo Casado que no ha ganado las elecciones del domingo?

¿Ha vuelto a abdicar Juan Carlos I? Lo había hecho como rey titular, ahora lo hace como rey emérito o rey padre, y se desvincula de cualquier papel institucional.

¿Sabías que 40.000 personas han votado la candidatura Puigdemont fuera de Cataluña? Debe ser por la música contagiosa del patíbulo.

¿Es verdad que Manuela Carmena ha sido sorprendida en una mecedora musicando?”.

En la SER, Pepa Bueno decía: “Después de unas elecciones, se tardan unos días en bajar las aguas y que todo el mundo entienda su realidad, la posición, el lugar en el que les han dejado los ciudadanos. Y el domingo llovió tanto que todavía tenemos el agua en media pierna. Pero algunas cosas empiezan a estar claras.

Podemos enterró en el intento de sorpasso al PSOE hace tres años sus posibilidades de consolidar su propio proyecto y Ciudadanos ha sacrificado en la misma pretensión, el sorpasso al PP, la posibilidad de reinar en el centro liberal. Los viejos partidos han aguantado el tirón, con muchísimos arañazos, pérdidas y desgarros, pero los nuevos no se han ganado la confianza mayoritaria como instrumentos que garanticen progreso o seguridad a los votantes. Al PSOE le ocurrió antes y hoy está mucho más fuerte que el PP. Pero que no se equivoquen, la fragmentación forma parte ya de la realidad. Hay que pactar.

Ahora todos se necesitan a todos en muchas instituciones. Hay que pactar, sí, pero tendrán que justificar mucho: meter a la extrema derecha en los gobiernos o a los independentistas, que hoy están por la gobernabilidad, mañana por romper con todo y pasado por la vuelta a la gobernabilidad”.

En la SER, José María Izquierdo destacaba: “Ya ni nos acordábamos de que el Rey emérito, Juan Carlos I, cargara sobre sus cansados hombros algunas actividades institucionales, pero el comunicado de la Casa Real ha venido a recordarnos tal circunstancia. Seamos sinceros, y aceptemos que los 81 años es una buena edad para dejar las actividades institucionales, sean aquellas las que fueran.

Pero volvamos a las elecciones y elijamos la fórmula de pasito a pasito, suave y despacito, que hay kilómetros de tela donde cortar. Y aún no hemos empezado, que los pactos entre los partidos en liza nos van a tener entretenidos durante bastante tiempo. Pero alguna cosa ya está clara, como que Madrid la han perdido el PSOE y Podemos, porque nadie con sus facultades mentales intactas puede suponer que las han ganado la arrolladora personalidad y simpar capacidad intelectual y política de Martínez-Almeida o Díaz Ayuso.

Ya hablamos ayer del desastre de Podemos y la responsabilidad de Iglesias, por muchas pulgas que se sacuda. Pero hagamos especial mención de esa máquina de triturar carne humana que es el Partido Socialista madrileño, que todo lo que toca lo desgracia, la incompetencia llevada a su máximo esplendor. Da igual un candidato malo –y Pepu, un capricho de Sánchez, era un horror- como otro bueno, que Gabilondo lo era. Es lo mismo. Nada mueven, nada empujan, nada vive a su sombra. Fuera. Ya”.

En la COPE, David Gistau decía: “Sánchez hace mucho tiempo que busca en Cs un asidero para salvarse de la dependencia de partidos con los que no se puede gobernar”. “Lo que pasa es que yo insisto en que Cs tiene dos problemas. Primero: su fama de veleidosa, que tampoco puede irse con cualquiera constantemente, que llega un momento en que le va a hacer mucho daño lo del partido veleta. Y luego, además, que tácticamente está fijado en otra posición a la que puede ser que renuncie a partir de ahora, sobre todo tras el resultado electoral del domingo. Pero se suponía que Cs se estaba trabajando con el frentismo contra el Sánchez aliado de los nacionalistas” e “iba a por el PP a convertirse en el gran partido de la derecha española, en la jefatura de la oposición. Es verdad que de Cs se puede esperar cualquier cosa y de repente hacer un corrimiento táctico y renunciar a eso para pillar ya lo que se pueda”. “Pero personalmente me da la sensación de que Cs todavía no sabe qué quiere ser de mayor”.

Jorge Bustos señalaba: “Creo que Cs ha agotado la vía de la derecha para crecer y busca crecer por otras vías. Creo que en la decisión de abrirse a pactos territoriales no con Sánchez sino con barones que se hayan caracterizado precisamente por ser un contrapeso territorial a Sánchez, caso de Lambán en Aragón -que llegó a pedir la ilegalización de los partidos nacionalistas-”, “podría entenderse no solo para calmar los perfiles más progresistas dentro del propio partido -sabemos que Cs tiene esas dos almas, una más liberal y otra que viene de una cierta socialdemocracia-  y también tiene votos desencantados del PSOE”.

Sonsoles Ónega apuntaba: “Ahora mismo es hablar por no callar porque es pronto para todo, y salvo los ayuntamientos que tienen fecha para constituirse, todo lo demás depende del mercadeo. Con lo cual, me temo que alta política poco, intereses cruzados mucho y solo un deseo: que superemos aun poco ya la dinámica de los bloques”.