Dentro de la apuesta sostenible, ha surgido la utilización de parte de algunos alimentos en la fabricación textil
Cada año, se calcula que un tercio de todos los alimentos producidos (lo que equivale a 1.300 millones de toneladas) acaba convertido en desperdicios. De hecho, cada segundo se desperdician 41.000 kilos de alimentos que representan el 8% de los gases de efecto invernadero producidos por las personas y por ello, el sector alimentario apuesta por el residuo cero, pero podría tener ayuda, porque palmas, piñas, plátanos, naranjas, posos de café, manzanas y hasta piel de pescado tienen una segunda vida en la moda.
No es ningún secreto que la industria textil, debido a los procesos de fabricación, es responsable del 20% del desperdicio de agua a nivel global y del 8% de los gases de efecto invernadero. A todo esto se suman las toneladas de prendas que genera y que pasan rápidamente de moda, convirtiéndose en montañas de residuos, de las que parte se destina a entidades benéficas y a reciclaje para dar lugar a nuevas prendas. Por ello, esta industria apuesta cada vez más por la sostenibilidad y por la economía circular, lo que implica la búsqueda de nuevas materias primas, mayor uso del reciclaje y menor consumo de agua, entre otros aspectos.
El diseñador neerlandés Tjeer Veenhoven desarrolla alfombras de cuero a base de hojas de palma, una alternativa sostenible que no depende de la cría de animales ni consume tantos recursos
Dentro de esta apuesta por la sostenibilidad, ha surgido la utilización de parte de algunos alimentos en la fabricación textil. Por ejemplo, el diseñador neerlandés Tjeer Veenhoven desarrolla alfombras de cuero a base de hojas de palma que ha bautizado como cuero de palma. Con esta alternativa no depende de la cría de animales ni consume tantos recursos, sino que obtiene los materiales de palmeras que crecen de forma natural y así obtiene una buena alternativa -y encima sostenible- al cuero tradicional.
Las hojas y cáscaras de piña también se han convertido en una alternativa al cuero y otros materiales sintéticos por sus características: suavidad, flexibilidad, resistencia, ligereza, capacidad para mezclarse con otras fibras vegetales y teñirse. Así se puede ver en Piñatex, un material 100% vegano que se elabora con los desechos de la piña, empleando desde su cáscara hasta sus hojas, y que se usa para fabricar sobre todo calzado, bolsos e incluso tapicerías. Su creadora es la española Carmen Hinojosa, que en un viaje a Filipinas en la década de los 90, fue consciente del impacto medioambiental que causaba la producción de cuero y pensó que no podía seguir trabajando con ese material, así que cerró su marca de accesorios de cuero, se graduó en diseño textil en Dublín y se especializó en fibras naturales.
Piñatex es un material 100% vegano que se elabora con los desechos de la piña, empleando desde su cáscara hasta sus hojas, y su creadora es la española Carmen Hinojosa
Más tarde, en ese mismo país del sudeste asiático, Hinojosa encontró inspiración en las prendas vestir tradicionales que están bordadas con fibras de las hojas de piña, que se descartaban. Así nació Piñatex, que se produce durante la cosecha: se cortan las hojas de palma, se extraen unas fibras largas que se lavan y se secan, se pueden mezclar con un ácido poliláctico procedente del maíz, se procesan para lograr una especie de malla y se envían a España donde se terminan de convertir en un tejido en la empresa Ananas Anam. Además, en este proceso, al mismo tiempo se crea una biomasa restante que también se puede convertir en fertilizante.
Cada año se comen unos 100.000 millones de plátanos con sus 100.000 millones de cáscaras, según la revista de negocios estadounidense FastCo, y conviene destacar que esta fruta se ha convertido en materia prima para la industria textil. Esto puede ser además una gran oportunidad de negocio para la isla de La Palma, tras la erupción del volcán: con 3.000 hectáreas es la segunda isla en cultivo de esta fruta en España, tras Tenerife, y exportó 144.302 toneladas en 2020.
Cada año se comen unos 100.000 millones de plátanos con sus 100.000 millones de cáscaras, que se han convertido en materia prima para la industria textil. Esto puede ser además una gran oportunidad de negocio para la isla de La Palma
La fibra de plátano, también denominada fibra de musa, se obtiene del tallo de la platanera a través de métodos químicos, mecánicos o biológicos (este es el más conveniente a nivel ecológico). Tiene ventajas sobre las fibras sintéticas, como la baja densidad, la rigidez y unas buenas propiedades mecánicas, además es reciclable y biodegradable. Da lugar a un tejido de pared gruesa, unido entre sí por gomas naturales y compuesto principalmente de celulosa, hemicelulosa y lignina. Green Banana Paper es una empresa que ha entrado en el uso del plátano para la confección sostenible de artículos (billeteras, tarjetas de visita y de felicitación, por ejemplo) a partir de sus desechos agrícolas en Kosrae, una isla de la Micronesia. “Extraemos nuestras fibras de plátanos de origen sostenible cultivados en granjas locales aquí en Kosrae. En el proceso de fabricación de papel de plátano, las fibras se fusionan en un nivel microscópico para crear un material de papel ‘similar al cuero’ que es liviano, resistente a las rasgaduras y biodegradable. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el papel de plátano es menos flexible que el cuero, lo que puede limitar su uso como un verdadero reemplazo de cuero para zapatos, bolsos y otros accesorios”, señalan desde esta empresa.
El jugo y las cáscaras de naranja y otros residuos de la industria de los cítricos también se están utilizando para crear un tejido ecológico de gran calidad similar a la seda y a la viscosa, tanto en aspecto como en calidad, totalmente biodegradable y reutilizable. Es el caso de Orange Fiber, una empresa fundada en 2014 por dos diseñadoras italianas (Adriana Santanocito y Enrica Arena) en la ciudad de Catania que buscaban una opción sostenible para la fabricación de textiles y tras años de investigación, lograron extraer fibra de celulosa a partir de la cáscara de naranja y otros residuos de la industria de zumos cítricos para convertirlos en un textil muy parecido a la seda.
El jugo y las cáscaras de naranja y otros residuos de la industria de los cítricos también se están utilizando para crear un tejido ecológico de gran calidad similar a la seda y a la viscosa, tanto en aspecto como en calidad, totalmente biodegradable y reutilizable
La extracción de dicha fibra se realiza mediante reactivos químicos de lo que se conoce en Italia como pastazzo, es decir, de los desechos de los cítricos una vez exprimidos. Tras esto, las fibras se pueden usar para fabricar un tejido biodegradable y versátil que ha sido utilizado, entre otros, por la marca italiana de artículos de lujo Salvatore Ferragamo, que lanzó una colección especial en el Día de la Tierra de 2017, por ejemplo.
Los posos de café también están teniendo una nueva vida en la industria textil. Singtex es una empresa taiwanesa de la que está a cargo Jason Chem, que representa a la tercera generación al mando. Un día observó cómo unas señores recogían los residuos de café molido de un Starbucks y tras investigar y descubrir que el café molido quita los malos olores corporales, junto a su esposa creó la marca S.Café. Así han creado hilo a través de la combinación de los residuos de café molido con polímeros de botellas recicladas, que tiene unas excelentes cualidades naturales anti-olor, protección contra rayos ultravioleta y un tiempo de secado rápido, un hilo que después se usa para hacer telas y estas en la elaboración de prendas. Singtex da una segunda vida a los residuos de café de tiendas como Starbucks y Seven Eleven en Taiwán, desarrollando una amplia gama de productos: ropa interior, ropa de cama e incluso calzado.
Singtex da una segunda vida a los residuos de café de tiendas como Starbucks y Seven Eleven en Taiwán, tras descubrir que tiene unas excelentes cualidades naturales anti-olor, protección contra rayos ultravioleta y un secado rápido
En España, ha surgido No Time, una marca de zapatillas hechas con posos de café y pelotas de tenis y pádel fundada por Jorge Zaera. Una alternativa que apuesta por la sostenibilidad porque las pelotas de tenis tardan 2.500 años en descomponerse y se tiran más de 300.000 cada año sólo en nuestro país. El proceso empieza con la recogida de las pelotas y de los posos de café, que se envían a una fábrica de Elche, donde las primeras son trituradas y los segundos se secan; después se envía la materia obtenida a su fabricante de zapatillas, que también se sitúa en Elche y empieza el proceso de producción que es totalmente manual.
Así, se obtienen zapatillas uniendo tela sintética y goma natural (a base de pelotas recicladas o posos de café e incluso neumáticos reciclados. Pero, ¿por qué surgió No Time? Según Zuera explica en un vídeo publicado en Eltiempo.es, porque consideran que la moda en España juega un papel muy importante en el medio ambiente, pues es un sector relevante para la economía (millones de euros en gasto en ropa y calzado) en el que se producen grandes cantidades de productos y también hay que tener en cuenta la contaminación que se deriva de estos procesos, y ofrecen una solución a este problema para reducir su impacto.
Las pelotas de tenis tardan 2.500 años en descomponerse y se tiran más de 300.000 cada año sólo en España, donde ha surgido No Time, una marca de zapatillas hechas con posos de café y pelotas de tenis y pádel
Otra alternativa en la industria textil es el uso de las cáscaras de manzanas. Su origen ha tenido lugar en la región del Tirol, que es una gran zona productora de manzanas, de la mano de la startup italiana Frumat, que usa las cáscaras de manzanas para producir un tejido similar al cuero que además tiene un impacto ambiental mucho menor que otras alternativas de cuero vegetal. Algunas marcas, como Tommy Hilfiger, ya ha usado esta materia en unas deportivas.
El nopal es un tipo de cactus comestible que ya no sólo se usa en cocina sino también en la industria textil como apoyo del algodón. Todo ello gracias a dos emprendedores mexicanos, que lograron crear la primera tela orgánica a base de una combinación de algodón y nopal, bastante resistente con una duración de al menos diez años y transpirable de múltiples usos (ropa e incluso en la industria automotriz), dando lugar a la marca Desserto. Lo más positivo es que el cultivo del nopal no requiere de gran cantidad de agua para su crecimiento, así que el impacto mediambiental de este nuevo tejido sostenible es aún menor que el de otras alternativas.
Las cáscaras de manzanas son otra alternativa de cuero vegetal, el nopal (un tipo de cactus) se está usando como apoyo del algodón y las pieles de pescado sirven para confeccionar un tipo de cuero
Y por último, destacar que las pieles de pescado de consumo alimenticio también han cobrado cierta relevancia: una vez que la industria alimentaria las aparta de los pescados, se tratan con procedimientos ecológicos para poder usarlas en la creación de diferentes accesorios. Por ejemplo, la piel de salmón sirve para confeccionar un tipo de cuero, pues es similar a la piel de serpiente, pero más fina al tacto y más resistente. Además, también se utilizan las pieles de lubina, raya o tiburón, principalmente.
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