En Hispanidad hemos ido analizando el éxito de la primer ministro de Italia, Giorgia Meloni, con encuestas que, no sólo le dan un amplia victoria frente a un estancado PD, sino que supondrían mejorar los datos que obtuvo en las elecciones que la encumbraron como presidenta del Consejo de Ministros, en 2022.
Pese a ser una ultra, fascista, admiradora de Mussolini, representante de la extrema derecha y ultraderechista, Meloni gusta. Y lo volvió a demostrar ganando los cinco referándums derogatorios en los que tenían que votar los italianos. Y ganando los dos comicios que se han celebrado en su otoño electoral.
Ante el éxito, la propia Meloni ha confirmado este martes que ha sido denunciada ante la Corte Penal Internacional (CPI) junto con otros miembros de su Gobierno por "complicidad con genocidio" por su relación con Israel durante la guerra en Gaza.
Y no nos extraña tanta inquina contra la italiana por medidas como la presentada esta misma semana por su partido Hermanos de Italia. La norma pretende prohibir el uso en lugares públicos de velos que cubran totalmente el rostro, como el burka y el niqab, con multas de 300 a 3.000 euros, según consta en un proyecto de ley. Además, el texto regula la financiación de las mezquitas y otros lugares de culto. El proyecto también endurece las penas por matrimonios forzados.
"Servirá para contrarrestar la creación de enclaves, contrasociedades en las que se aplica la sharia y no el ordenamiento jurídico italiano, y donde florece el fundamentalismo islámico", explicó la diputada del FdI Sara Kelany.
El burka y el niqab dificultan el reconocimiento personal y pueden suponer un riesgo para la seguridad ciudadana. Y los matrimonios forzados atentan contra la libertad y la dignidad de las mujeres, pero Meloni es una ultra que atenta contra los pacíficos e integradores musulmanes.
Frente a esta norma, y hace tan solo cinco días, aprobó recuperar, tras medio siglo, la festividad civil del 4 de octubre en homenaje a San Francisco de Asís, patrono del país y símbolo universal de fraternidad y humildad. Normal que crispe a la progresía.
En el lado opuesto, España, donde en los colegios de Ceuta sólo servirán comida 'halal' y no se incluirá carne de cerdo en sus menús.













