La situación de Pedro Sánchez es peor hoy que ayer, pero mejor que mañana. En este marco de debilidad extrema, el presidente del Gobierno busca desesperadamente recuperar la iniciativa política aunque sea momentáneamente, hasta la aparición de un nuevo caso o indicio de corrupción.
En este contexto es en el que el presidente le ha anunciado a Mark Rutte, vía epistolar que España no elevará el gasto en Defensa hasta el 5% del PIB, tal y como exige la OTAN, sino que se quedará en el 2%. Y esto en vísperas de la cumbre de la Alianza Atlántica en la Haya, la próxima semana.
Según Sánchez, España no necesita gastar el 5% del PIB para cumplir sus compromisos con la OTAN y, en cualquier caso, hacerlo pondría en peligro el Estado del bienestar salvo que se hiciera subiendo los impuestos a la clase media, recortando los servicios públicos, la transición verde y la ayuda internacional al desarrollo.
Claro que todo esto es pura demagogia porque implica dar por bueno todo el gasto público que soportan los sufridos contribuyentes. Y con todo lo que estamos conociendo de este Gobierno… y lo que no conocemos.
Sea como fuere, con la carta, Sánchez toma aliento ante sus socios de Gobierno que le exigen no elevar el gasto en Defensa. Ahora bien, su prestigio internacional sigue en caída libre y esta misiva sólo acelerará ese declive. Porque hay que tener en cuenta que la OTAN no es una organización a la carta, en la que cada país hace lo que quiere, sino que se toman medidas consensuadas y tras una negociación previa.
En cualquier caso, ¿en qué posición deja a España de cara al futuro? ¿Y si necesitamos la ayuda de la OTAN para defender Ceuta y Melilla? Estaremos atentos a la participación de Sánchez en La Haya… si llega.