El Primer Ministro de Hungría, Viktor Orbán, se reunió con dos destacados eclesiásticos nigerianos: Matthew Hassan Kukah, obispo de la diócesis católica romana de Sokoto; y Dacholom Datiri, presidente de la Iglesia de Cristo, una iglesia reformada, informa el Ministerio de Exteriores húngaro.

A la reunión también asistió el Ministro de Estado para la Ayuda a los Cristianos Perseguidos, Tristan Azbej. Los principales temas tratados fueron la crisis migratoria y la persecución de los cristianos.

Los líderes de la iglesia describieron como una tragedia que la falta de cohesión nacional , la violencia sectaria y la pobreza estén causando que millones de personas abandonen Nigeria y vivan en condiciones humillantes en otras partes del mundo, a menudo recurriendo a la delincuencia.

A la reunión también asistió el Ministro de Estado para la Ayuda a los Cristianos Perseguidos, Tristan Azbej

Orbán subrayó que a los países africanos también les interesa no perder a sus ciudadanos en la “vorágine” del movimiento demográfico masivo mundial, y que esto a su vez impone obligaciones a Europa y otras regiones desarrolladas del mundo. Como ejemplo de esto, citó el Programa de Ayuda de Hungría, que ya ha brindado asistencia para la reconstrucción y operación de varias escuelas, hospitales e instituciones sociales en regiones afectadas por conflictos en el Medio Oriente y África.

Los líderes de la iglesia coincidieron con el Sr. Orbán en que se debe llevar la ayuda a donde hay problemas, en lugar de llevar los problemas a otras partes del mundo.

El obispo Kukah y el presidente Datiri agradecieron a Hungría por su ayuda. Dijeron que esto es muy necesario ya que, además de la pobreza, la violencia por motivos religiosos también está aumentando en Nigeria, y las comunidades allí que son más vulnerables a la persecución son cristianas.

Y todo esto en el contexto del reciente atentado que tuvo lugar en la Diócesis católica de Ondo, en el estado del mismo nombre en Nigeria, y en el que fueron al menos 38 personas las fallecidas en la masacre de Pentecostés, perpetrada el domingo 5 de junio por hombres armados en la iglesia de San Francisco Javier, recogió Hispanidad.