Karine Jean-Pierre ha asegurado que los niños trans son "nuestros niños" y "nos pertenecen a todos"
Los demócratas con el 'muy católico' Biden a la cabeza han hecho del 'derecho' al aborto, las leyes trans, y la ideología de género, sus banderas. Esta entrega del Gobierno de Estados Unidos al movimiento woke ha provocado un fenómeno novedoso en la historia reciente del país, con un éxodo masivo de población desde Estados progresistas hacia Estados conservadores.
Y es que son muchos los Estados, gobernados por republicanos, que han tomado medidas contra el adoctrinamiento de las leyes y el pensamiento lanzado desde la Casa Blanca.
Y no es de extrañar a la vista de las declaraciones de la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, que ha asegurado que los niños trans son "nuestros niños" y "nos pertenecen a todos".
Jean-Pierre dijo reconocerse como "queer" y pidió "denunciar" las legislaciones republicanas que prohíben las cirugías y tratamientos para cambiar de sexo a menores de edad: "Hay más de 600 leyes anti-LGBTQ+. Unos cientos de ellas son contrarias a la comunidad trans, y eso importa porque tenemos que denunciarlo. Y nunca habíamos visto este nivel. El número de leyes es histórico".
"Son niños. Son nuestros hijos. Nos pertenecen a todos".
Pero es que Jean-Pierre sigue el modelo de la vicepresidenta Kamala Harris que aseguró: "Cuando ves a nuestros niños, y realmente creo que son nuestros niños, son los niños de nuestro país, de nuestras comunidades, quiero decir, nuestro futuro es realmente brillante si nosotros, si les damos prioridad, y por lo tanto priorizamos la crisis climática y la necesidad de abordarla. Si pensamos en nuestros hijos, priorizando la necesidad de unir a nuestro país".
Y del propio Biden: "No existe el hijo de otro. No existe el hijo de otro. Los niños de nuestra nación son todos nuestros niños".
Hay una verdadera obsesión entre los garantes de la ideología de género por pervertir a los niños desde su más tierna infancia. El plan consiste en arrebatar a los hijos de la mano de sus padres y educarles como sumisos ciudadanos y votantes progresistas, con medio cerebro, un cuarto de corazón y mucho, mucho aborregamiento.