Ya sólo le defiende la extrema derecha, asegura Pedro Sánchez para justificar al feroz chantaje de Bruselas al Gobierno húngaro de Víctor Orban. Es la vieja táctica, en España somos profesionales de la medida, de identificar todo lo que huela a cristiano con la ultraderecha.

Urge que Víctor Orban se mantenga firme ante la miseria de Ursula von der Leyen que el jueves por la tarde dictaminó la infamia: no habrá dinero europeo para Hungría si no se vuelve pro-gay.

Hungría no debe irse de la Unión Europea, al igual que Polonia, Eslovaquia, Francia, España o Irlanda etc: deben luchar para que vuelva a ser la Europa cristiana. O eso… o no será

Orban no debe ceder porque el futuro de Europa se juega en Budapest, no en Bruselas. Todo ello basado en una gran mentira sobre los hechos, como siempre. Esa gran mentira consiste en asegurar que la ley húngara sobre pedofilia prohíbe hablar de homosexualidad a los niños. Nada de eso, lo que prohíbe es promocionar la homosexualidad ente los niños, como por ejemplo, se hace en España y desde muy corta edad... y muchas veces a espaldas de sus padres.

Ursula von der Leyen se ha convertido en el perfecto eurócrata: lo que importa es permanecer en el cargo, no los principios, que son variables

Hungría no debe irse de la Unión Europea, al igual que Polonia, Eslovaquia, Francia, España o Irlanda, países que, al menos antes, algunos todavía, poseen su impronta cristiana, aunque sus gobiernos no sean coherentes con los principios del público. Reconozco que Francia, España o Irlanda se han descristianizado más que los tres primeros, pero la impronta permanece porque la historia siempre se hace presente.

En cualquier caso, hay que luchar por Europa cristiana. Porque Europa, y con ella la Unión Europea, será cristiana o no será.

Se acusa a Budapest y al primer ministro Orban de “Violación sistemática de los principios europeos”. Al parecer, inducir a un niño para que decida si es varón o mujer es un principio constitutivo de la Europa cristiana

Por lo demás, la aristócrata alemana Ursula Gertrudis Von der Leyen se ha convertido en el perfecto eurócrata: lo que importa es permanecer en el cargo, no en los principios, que son variables.

Gertrudis acusa a Budapest y al primer ministro Orban de “violación sistemática de los principios europeos”. Al parecer inducir a un niño para que decida si es varón o mujer a los cinco años de edad es un principio constitutivo de la Europa que crearan los cristianos Schuman, Monet, Adenauer o Gasperi.

Orban, no cedas, mantente firme. Defiende tu ley, que es buena ley. Por el bien de Hungría pero, sobre todo, por el bien de Europa.