El expresidente Donald Trump ha respondido, una vez más, sin pelos en la lengua. Un periodista le pregunta, de manera maliciosa, por qué defiende los derechos humanos de Kim Yong-un. Decimos que detrás de esta pregunta hay una clara intención, la nueva obsesión de la progresía mediática: relacionar a Trump con China, Corea del Norte y Rusia, todo para hacer creer que el expresidente es sinónimo de guerra y baño de sangre.

El republicano lo dejó claro hace unos días, al asegurar que no defendería a aquellos países que no cumplen con sus gastos de defensa. Lo cierto es que Trump simplemente puso de relieve la contradicción de aquellos países de la OTAN que no cumplen con el objetivo de invertir el 2% de su PIB en gasto militar. Esto ha sido utilizado para que los medios hagan que el pánico cunda, la consigna es clara: Trump es una amenaza para la alianza atlántica.

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Como decíamos Trump responde: “Porque no quiero que un arma nuclear te destruya a ti y a tu familia”.

Y con esta simple declaración explica su política exterior y desmonta la tesis demócrata abrazada por la progresía mediática. Y es que la realidad es muy distinta, Trump ha sido el presidente más pacifista de la historia y en Estados Unidos las guerras siempre las han iniciado los demócratas o los republicanos neocon.

En los jardines de la Casa Blanca, bajo el mandato de Trump, se rubricaron los llamados “Acuerdos de Abraham”, que supusieron el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Emiratos Árabes Unidos y Bahrein con el Estado de Israel. La cuestión no es baladí, ya que hasta ese momento, solo dos naciones de Oriente Medio, Egipto y Jordania, mantenían relaciones diplomáticas con el Estado hebreo. La firma de estos acuerdos de paz supusieron un antes y un después para alcanzar la ansiada paz en la zona, paz que duró bastante poco, puesto que ahora nos encontramos con una guerra abierta en Gaza, tras unos salvajes ataques de Hamas en Israel. Guerra que Biden no ha sido capaz de parar ni de mediar.

Otra guerra que se le resiste a Biden en su mandato es la de Ucrania, bajo el mandato de Trump, las relaciones con el Kremlin mejoraron considerablemente, "normalizando" las relaciones bilaterales y con vínculos "fuertes y duraderos”. Sin embargo, Putin conquistó Crimea durante la presidencia de Barack Obama y la vicepresidencia de Joe Biden, y ahora con Biden en el Despacho Oval, pretende hacerse con el control del resto de Ucrania.

Y no podemos olvidar que, con Biden en la presidencia, Estados Unidos abandonó Afganistán, con el consecuente regreso al poder de los fanáticos talibanes, que han vuelto a convertir la nación en un baluarte del islamismo radical.

Además, como hemos mencionado, Trump fue el primer presidente estadounidense en décadas que no inició ningún conflicto armado. En comparativa con la historia reciente tenemos a George Bush padre con la invasión de Panamá y Guerra del Golfo, Bill Clinton con su intervención en Haití y en la Guerra de Kosovo, George Bush hijo con las guerras de Afganistán e Irak y Barack Obama con su apoyo a las mal denominadas primaveras árabes, incendió la región y convirtió en Estados fallidos a naciones estables y/o pacíficas tales como Libia o Túnez. Por no hablar, de su desastroso apoyo a la oposición islamista en Siria y a los Hermanos Musulmanes en Egipto, un grupo islamista radical, que tuvo que ser expulsado del poder mediante un golpe militar.

Una vez más, se demuestra hasta dónde llega la manipulación para que Trump no llegue a la presidencia.