La caravana más numerosa de inmigrantes ha marchado hacia la frontera entre México y Estados Unidos estos días. Ante esta situación, el s             ecretario de Estado del país norteamericano, Antony Blinken y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), han mantenido una reunión de urgencia. Pero pese al viaje del estadounidense a México, no se ha conseguido llegar a ningún tipo de acuerdo.

Y es que con Biden en la Casa Blanca, la situación fronteriza ha ido a peor. Este año 2023, el escenario se ha agravado al perder vigencia el denominado Título 42, una regla de salud pública activada durante la presidencia de Donald Trump, que permitía que se expulsara a los inmigrantes irregulares por la emergencia del Covid. A finales de 2022, la Administración Biden ya trató de eliminar dicha regla, decisión que únicamente hubiera agravado la crisis humanitaria, y que contó con gran oposición incluso dentro de su propio partido. El alcalde demócrata de El Paso (Texas) contradijo a su jefe de filas y declaró el estado de emergencia.

Ante el caos existente en la frontera, el Tribunal Supremo de Estados Unidos tuvo que tomar medidas y suspender temporalmente la expiración del Título 42. Sin embargo, tras finalizar dicha medida la pasada primavera, la situación no ha hecho sino agravarse, sin que Biden haya tomado medida alguna, más allá de actuaciones de emergencia como enviar 1.500 soldados a la frontera para lidiar con el caos generado por su inacción.

Es más, en 2022 el entonces jefe de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos, Raúl Ortiz, declaró bajo juramento que la decisión de la Administración Biden de retirar las medidas de la política migratoria de la era Trump había causado la crisis de inmigración ilegal en la frontera sur.

Con Biden en la Casa Blanca, la situación fronteriza ha ido cada vez a peor

En ese escenario, ante la inacción y el caos de la Administración Biden, el Congreso, liderado por los republicanos, aprobó una legislación para solventar la crisis y, particularmente, para combatir la utilización fraudulenta del asilo político. Así, dentro del paquete de medidas destacaba la iniciativa destinada a que los solicitantes de asilo únicamente pudieran presentar la solicitud desde fuera de Estados Unidos, evitando que el asilo se use para regularizar una situación ilegal, por individuos que no cumplen los requisitos para la concesión de la institución del asilo político.

Pero como hemos mencionado, el caos migratorio viene de lejos. Y es que la política migratoria del expresidente Donald Trump fue muy distinta. Se centró en combatir la inmigracion ilegal, con especial énfasis en la lucha contra las mafias de trata de personas y de tráfico de drogas. También promulgó una política destinada a consolidar la inmigración regular, para garantizar la seguridad en la frontera y evitar las entradas masivas sin control, por medio del refuerzo de la barrera fronteriza.

También persiguió regularizar a los denominados “dreamers” o soñadores, es decir conceder un camino hacia la ciudadanía estadounidense a estudiantes indocumentados que hubiesen llegado a Estados Unidos siendo menores de edad. También persiguió la lucha contra el islamismo radical, prohibiendo la entrada de ciudadanos de los siguientes países: Iraq, Irán, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen.

Trump promulgó una política destinada a consolidar la inmigración regular

Se desarrollaron medidas para evitar la instrumentalización de la institución del asilo, en detrimento de personas que sufrieran persecución en sus países de origen, que son quienes deben ser beneficiarios de esta institución de carácter excepcional. En general, Trump situó la política migratoria como una de las prioridades de su agenda, llegando incluso a declarar la emergencia nacional por esta materia en 2019.

Al llegar a la presidencia, Biden buscó revertir todas las medidas adoptadas por Trump, permitiendo de nuevo la entrada de nacionales de Iraq, Iran, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen, poniendo fin a la emergencia declarada por el expresidente Trump y eliminando el Título 42. Sin embargo, Biden no ha llegado a desarrollar una verdadera política migratoria, haciendo caso omiso a la crisis humanitaria que se ha generado en la frontera desde su llegada a la Casa Blanca.

Recordemos que al principio de su presidencia, Biden encomendó a su vicepresidenta Kamala Harris, la gestión de la política migratoria, lo cual devino en un desastre absoluto.

Biden no ha llegado a desarrollar una verdadera política migratoria, haciendo caso omiso a la crisis humanitaria

La hipocresía progresista ha llevado a que las denominadas “ciudades santuario”, aquellas que limitan su cooperación con el gobierno federal en el cumplimiento de la normativa de inmigración, lleguen al colapso. Fueron estas ciudades las que utilizó el Partido Demócrata como avanzadilla para puentear la política migratoria del presidente Trump, y son las mismas que ahora afirman que no pueden asumir la crisis migratoria. Así, el alcalde de Chicago, el demócrata Brandon Johnson ha afirmado. “Sin un mayor apoyo federal, la situación es insostenible. Las palabras del regidor demócrata, han sido cuestionadas por el corresponsal de Fox News Bill Melugin quien ha afirmado así:

“Una vez más, a ninguna de estas ciudades santuario le importaba lo que sucedía en la frontera hasta que se les acercó la frontera, y aún así, se enfrentan a una pequeña gota en el cubo en comparación con la gran cantidad de personas que cruzan. Piden dinero, no cambios en la política federal”.

No cabe duda que la política de Biden es la que ha generado la crisis migratoria. Así, el analista Hugh Hewitt ha valorado lo siguiente:

"Quiero señalar los números. 8 millones de personas han cruzado la frontera en los tres años de la administración Biden. Frontera norte y frontera sur. 8 millones de entradas. Bajo el mandato del presidente Trump, en cuatro años, fueron 3 millones de entradas o inclusos menos. Las cifras hablan por sí solas”

La no política de Biden ha generado un colapso en la frontera, al multiplicarse las entradas irregulares en el país, sin control y generado una crisis sin precedentes.