El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, está convirtiéndose en un auténtico quebradero de cabeza para la Administración Biden. Tras dos primeros plácidos años de gobierno, controlando ambas Cámaras, los demócratas están comenzando a notar la presión de una oposición republicana que, por fin, toma la iniciativa para confrontar los programas radicales de Biden y su partido.

Así, han puesto contra las cuerdas a los senadores y congresistas demócratas, cuyos escaños están en peligro al pertenecer a Estados no progresistas, obligándoles a retratarse en materia ideológica.

La semana pasada, McCarthy sometió a votación una propuesta republicana que bloqueaba la resolución de la Administración Biden que promueve que los gestores de planes de jubilación consideren factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo, los denominados ESG, al tomar decisiones de inversión.

También McCarthy ha obligado a los demócratas a retratarse en materia de lucha contra el crimen. En este plano, se ha adoptado una resolución por la Cámara Baja de mayoría republicana para bloquear el proyecto de ley contra el crimen de la capital federal Washington D.C., feudo demócrata, que fue impulsado por los progresistas y que reduciría las penas por comisión de robos. Una decisión especialmente polémica por cuanto en plena crisis de criminalidad que sufre EEUU, en la que la actitud laxa de los demócratas ante el crimen, y su mayor énfasis en limitar la actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad que en combatir el crimen desbocado, está ya perjudicando a los demócratas. Un buen ejemplo es la caída de la alcaldesa de Chicago, que contábamos la semana pasada en Hispanidad.

Asimismo, los republicanos en el Congreso han colocado la agenda ecologista radical de Biden en la diana y están trabajando en otra resolución para bloquear una decisión de la Administración Biden de expandir la regla de Aguas de los Estados Unidos, que le daría a la Agencia de Protección Ambiental una jurisdicción más amplia sobre arroyos y humedales.

Eso significa que los demócratas del Senado, especialmente aquellos que buscan la reelección en los Estados agrícolas, se verán obligados a decidir entre mantener la disciplina de voto de su partido o arriesgarse a enfurecer a los votantes de sus Estados. Sobre esta cuestión, el senador republicano y número dos en el Cámara Alta de los republicanos, John Thune, indicó así: “La idea de que el gobierno federal podría controlar todas las vías fluviales, sin importar cuán pequeñas o intrascendentes sean, es algo que resulta desagradable a la gente en las zonas rurales del país”.

Por otro lado, el congreso republicano está también patrocinando iniciativas que permitan el reingreso de los marines que fueron expulsados del ejército por negarse a vacunarse contra el Covid-19, como consecuencia de los mandatos de vacunación impuestos por Joe Biden