En medio de la polémica en España acerca del sistema de designación judicial que ha venido denunciando Hispanidad, es momento para analizar, en nuestra crónica semanal sobre Estados Unidos, cómo es el sistema de elección de jueces en la primera potencia mundial.

Estados Unidos es una República Federal, compuesta por cincuenta Estados, con lo que cabe diferenciar entre el sistema judicial federal y el sistema judicial a nivel estatal.

En el plano federal, se distinguen tres instancias a nivel judicial. En el peldaño inferior, están las Cortes de Distrito de los Estados Unidos, que constituyen la primera instancia a nivel federal, y que se reparten por 94 distritos en todo el territorio nacional. En el peldaño intermedio, están las Cortes de Apelaciones de los Estados Unidos, que resuelven las apelaciones contra las decisiones de las Cortes de Distrito dentro de su circuito judicial federal y, en algunos casos, de otros tribunales federales así designados y de las agencias u organismos administrativos. En concreto, existen once circuitos de apelación en todo el país, con lo que cada uno de ellos asume competencia sobre apelaciones de Cortes de Distrito de distintos Estados, a los cuales se añaden dos circuitos más, el del Distrito de Columbia, que circunscribe su espectro de actuación a la capital federal Washington D.C., y el denominado Circuito Federal, que es competente sobre tribunales especiales de materias concretas y sobre algunas agencias administrativas. Finalmente, en la cima del sistema judicial federal estadounidense está el Tribunal Supremo de Estados Unidos, compuesto por nueve magistrados, incluyendo el Presidente de la Corte. El sistema de elección de los jueces es el mismo en los tres peldaños del sistema federal: corresponde al presidente de los Estados Unidos la nominación de todos los jueces, cuyo nombramiento debe ser ratificado por el Senado de los Estados Unidos.

Por su parte, en cuanto al sistema judicial a nivel estatal, la configuración del mismo es diferente en cada Estado, dado que depende de la propia normativa estatal. La mayoría de Estados tiene la misma estructura interna que el sistema judicial federal. No obstante, algunos solo cuentan con una doble instancia judicial. De forma correlativa, lo mismo ocurre con el sistema de elección de los jueces, que es diferente en cada Estado. La mayoría de los jueces son elegidos por voto popular en elecciones generales o son nombrados por el gobernador del Estado por un período inicial y mantienen sus cargos mediante el voto popular en elecciones generales. Esta falta de uniformidad se observa también en la elección de los jueces de las Cortes Supremas Estatales. En este caso, dieciocho Estados eligen las vacantes por nominación directa del gobernador, veintiocho por medio de designación del gobernador con asistencia de una comisión de nombramientos, dos Estados (Carolina del Sur y Virginia) a través de elecciones legislativas, y entre los supuestos más especiales están Luisiana, que configura el nombramiento a través de una elección especial, e Illinois, que lo hace por medio de un sistema híbrido.

Por otro lado, el Fiscal General, responsable del Departamento de Justicia de Estados Unidos, es elegido mediante el nombramiento del presidente de Estados Unidos e igualmente debe ser confirmado por el Senado. A nivel estatal, el Fiscal General de cada Estado es elegido como regla general por medio de elecciones, aunque existen algunas excepciones de Estados donde es designado por el gobernador del Estado o por el Tribunal Supremo estatal, entre otras especialidades.