Como bien distingue el mejor microbiólogo español del momento y nuevo miembro de la Real Academia de Medicina, Emilio Bouza, entre bacterias, virus y hongos, el más peligroso puede ser este último.
Yunqing Jian, 'miembra' del Partido Comunista de China, es una investigadora, muy científica, de la Universidad de Michigan, una de las más importantes universidades públicas norteamericanas. Ha sido detenida por la policía porque utilizaba los laboratorios de una universidad estadounidense para crear una variante, especialmente dañina, de un hongo de la especie fusarium graminearum, para insertar y envenenar el trigo, el maíz, el arroz -la base del agro norteamericano- y que, encima, si luego es consumido por el hombre puede dañar al hígado y provocar impotencia.
Esto era a lo que se dedica, dice la Fiscalía, la ilustre investigadora miembra, como creo haber dicho antes, del Partido Comunista de China y radicada en Michigan. Le ayudaba, desde Pekín, otro admirable científico, su novio, asimismo miembro del Partido Comunista, pero donde pretendían envenenar cosechas no era en China, que conste, sino en Estados Unidos.
A ver si va a tener razón Donald Trump cuando asegura que las universidades norteamericanas aceptan estudiantes, profesores e investigadores... sin investigarles antes a ellos.
Y hablamos de China, el país donde se inició el coronavirus, en concreto en la ciudad de Wuhan, sin que hasta ahora, un lustro después, las autoridades se hayan molestado en darnos alguna explicación al tiempo que bloquearon las investigaciones foráneas, y que ahonda en la idea de que el Coronavirus del año 2019 fue un producto de laboratorio que, por error o por horror, los chinos extendieron por todo el planeta.
La pregunta es: ¿está el comunismo chino, hoy, la mayor dictadura del mundo, preparando una guerra biológica contra Occidente? Porque oiga, parecerlo sí que lo parece.
Y encima, resulta que Donald Trump puede tener razón en su ataque inmisericorde y faccioso contra las universidades, cuna de la cultura y la ciencia.
