Nuevo ataque a la democracia en EEUU por parte de la Administración Biden. Durante un discurso en Atlanta, el presidente Biden anunció sus planes de reformar el sistema electoral para diseñarlo de acuerdo con los intereses de su partido. Como Biden sabe que no cuenta con los votos suficientes en el Senado para aprobar su normativa, pretende alterar las reglas de la Cámara Alta y aplicar la denominada “opción nuclear” o eliminación del filibusterismo, una garantía democrática que exige una mayoría reforzada de 60 votos para la adopción de la legislación más relevante. El presidente pretende deshacerse de dicha medida para poder aprobar su fraudulenta reforma electoral con apenas 51 votos.

Nuevamente, el progresismo vuelve a manipular la realidad para satisfacer sus pretensiones, y hace un nuevo alarde de hipocresía sin límites. El progresista inquilino del Despacho Oval señala ahora al filibusterismo como una obstrucción a la democracia, cuando en el pasado, defendió dicha técnica como garantía de la democracia durante sus 36 años como senador. En esa época, el senador Biden afirmaba que “optar por la opción nuclear o eliminación del filibusterismo elimina el poder de los independientes y moderados en el Senado. Los moderados son importantes si necesitas 60 votos para adoptar una legislación, y pasan a ser irrelevantes si solo necesitas 50 votos. El filibusterismo significa compromiso y moderación”. Pero no hace falta irse tan atrás, en 2019, siendo Biden candidato presidencial demócrata, afirmó que “resultaría peligroso acabar con el filibusterismo”.

El progresista inquilino del Despacho Oval señala ahora al filibusterismo como una obstrucción a la democracia, cuando en el pasado, defendió dicha técnica como garantía de la democracia

Para proponer su medida, Biden ha utilizado el único argumentario que conoce: insultar a la oposición republicana y, en general, a todo aquel que se opone a su ideario. Así, durante el discurso en Atlanta, Biden calificó a los republicanos de racistas, por no querer adaptar la normativa electoral a los deseos de los demócratas y los comparó con George Wallace. Wallace fue gobernador del Estado de Alabama, en diversos períodos de los años 60, 70 y 80, y fue uno de los principales impulsores de la segregación racial en Estados Unidos. No obstante, para evitar que Biden cayera en el rídiculo, en algún momento del discurso, alguien debió haberle recordado que el infame Wallace era demócrata, y no republicano.

El líder republicano en el Senado, el senador Mitch McConnell, respondió directamente a Biden afirmando: “Hace un año, el presidente Biden dijo que no quería que los americanos se vieran como adversarios, sino como vecinos. Ayer, llamó a millones de americanos “enemigos domésticos”. Hace un año, llamó a los americanos a la unidad, pero ayer gritó que si no estabas de acuerdo con él, eras George Wallace”.  Continuó señalando que en la mente sectaria de Biden “si uno se opone a otorgar a los demócratas un control sin trabas del país, entonces será Jefferson Davies” (líder de los confederados en la Guerra Civil estadounidense). Profundizando en la deriva autoritaria de Biden, McConnell afirmó que “eliminar el requisito de los 60 votos en el Senado para aprobar la legislación más relevante, supone silenciar a millones de americanos”. McConnell culminó su intervención señalando que “la esencia de Biden es que, si no estás de acuerdo con él, entonces eres un fanático”, una gran descripción no solo del actual presidente estadounidense, sino de todo el progresismo occidental.

Biden calificó a los republicanos de racistas, por no querer adaptar la normativa electoral a los deseos de los demócratas y los comparó con George Wallace. Alguien debió haberle recordado que el infame Wallace era demócrata, y no republicano

Lo cierto es que el filibusterismo es tan representativo del parlamentarismo norteamericano, que incluso el mismo ha aparecido en la cultura popular estadounidense. Un ejemplo es el cine, donde en la película Caballero Sin Espada de Frank Capra, el personaje interpretado por el célebre actor James Stewart, hacía uso del filibusterismo para denunciar la corrupción existente.

La gran esperanza es que la actuación de Biden es tan extremista que, además de la oposición de la totalidad de los senadores republicanos, puede que no llegue a buen puerto porque ni siquiera tiene garantizado el apoyo de todos los legisladores demócratas. Entre ellos, el senador demócrata Joe Manchin, quien, como ya analizamos la semana pasada, a pesar del acoso de sus compañeros de filas, se niega a dar su voto para aprobar el proyecto estrella de Biden, “Build Back Better” (“Reconstruir Mejor”), y ahora también ha cuestionado la eliminación del filibusterismo señalando que “deben adoptarse algunos cambios en las reglas del Senado, sin embargo, la eliminación del filibusterismo, en ningún caso va a generar que funcione mejor”. Y a Manchin se ha unido otra senadora demócrata, Kyrsten Sinema, quien también ha anunciado que no apoyará la iniciativa de Biden de eliminar el filibusterismo, señalando que “no apoyaré actuaciones que empeoren la división que infecta a nuestro país”.

Pero, ¿por qué ese cambio de opinión de Biden justo ahora? Pues bien, su prisa y su obsesión se debe al empate técnico entre demócratas y republicanos en el Senado, donde solo ostenta la mayoría con el voto de desempate de la vicepresidenta Kamala Harris, en su condición de presidenta del Senado.

Estilo Joe Biden, para conservar la Casa Blanca, bien vale destruir la democracia.