Los cimientos de la civilización progre se tambalearon con las palabras del Papa de este fin de semana, después de asegurar que la familia es la unión estable y duradera, formada por un hombre y una mujer y que la Iglesia esta obligada a decirle la verdad al mundo, aunque duela y no agrade al mundo.

El mundo tenía claro que Prevost era sucesor de Francisco, continuista, el discurso estaba hecho, pero las declaraciones del Papa cayeron como un jarro de agua fría: desmontó la imagendel pontífice que habían querido dar.

 

En España, más de lo mismo. Nuestra ministra 'Antoñita la fantástica', nuestra querida Yoli, ha visto dañadas sus relaciones con la Santa Sede: ha pasado del "seguimiento semanal" a un nuevo Papa que desconoce. 

Por ello ha propuesto al Gobierno, del que forma parte, que se elimine la casilla de la X en favor de la Iglesia de la Declaración de la Renta. La formación de Díaz ha planteado una pregunta al Gobierno "¿Tiene previsto el Gobierno de España aprovechar el cambio de la jefatura de Estado del Vaticano, con la elección del nuevo Papa, y modificar las relaciones diplomáticas entre ambos estados?".

Propone Sumar, por ejemplo, "eliminar la casilla 105 en la declaración", ojo, que no es un beneficio que consiguiera Francisco y que ahora haya que eliminar con el León XIV, se trata del Concordato de la Santa Sede de 1979, pero en la mente preclara de Yoli tiene todo el sentido plantear esto por el cambio en el Vaticano. Acuerdo que, según los chicos de Sumar, es gracias a la "herencia del nacionalcatolicismo franquista", ¡toma ya! 

Como no podía ser de otra forma, desde Sumar también animan a "acabar con los beneficios fiscales que posee la Iglesia Católica", y con los que cuentan también los partidos políticos, y los sindicatos, y los clubes de fútbol... pero eso se les ha olvidado.