El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez se fue a la Fundación Marcelino Botín, en Santander, donde fue recibido no por la presidenta del Santander sino por su hermano Javier Botín, responsable de un organismo donde todos los hermanos de Botín tienen depositada su inversión conjunta en el capital del Banco.

Sánchez confirmó su presencia hace apenas dos semanas y que Ana Botín, que siempre ha aclarado no tener mucho que ver con la Fundación- no estuvo en el acto.

Los que fueran buenos amigos, Ana Botín y Pedro Sánchez, ahora prefieren que no les vean juntos. ¿Cuál fue la causa de su ruptura? Prisa, naturalmente.

Y más: “Tenemos que mejorar nuestro nivel de productividad”: ¿con subvenciones públicas?

Pero vamos con el contenido. De entrada, Pedro Sánchez nos informa que pretenden hacer de los ertes una subvención permanente. Han nacido los ertes eternos. El Ejecutivo está emocionado con los expedientes de regulación temporal de empleo. Según Sánchez, gracias a los ertes hemos conseguido mantener el empleo pre-covid. Bueno, gracias a los ertes y a otras subvenciones públicas, pagadas con el dinero de todos los contribuyentes laminados a impuestos.

Piensen en lo que es un erte, el alabado erte. Consiste en que, a cambio de no despedir al trabajador, el Gobierno pague parte de sus salarios, incuso puede que todo el salario. En definitiva, el ERTE es una subvención pública que pagamos el resto de los españoles con nuestros impuestos.

La clave para mantener el empleo de forma natural es la productividad, no la subvención

Ahora bien, hay que insistir en que el empresario no es un malvado sádico que disfruta despidiendo trabajadores. Despide cuando no tiene otro remedio porque caen los ingresos. Es decir, la clave para mantener el empleo de forma natural es la productividad, no la subvención.

Dicho de otra forma, si Sánchez quiere presumir de recuperar el empleo precovid, también puede hacerlo anunciando que a, partir de ahora todos los salarios de España se pagaran mediante subvenciones públicas. Al empresario le haríamos un gran favor pero dudo de que esto levantara la economía española. 

En cualquier caso, deseosos de dar buenas noticias, Sánchez anunció en Santander la subida del salario mínimo en 15 euros, pero no la subida de los impuestos correspondientes al SMI y apuntó a que los ertes fueran un instrumento permanente.

Pues que no nos pase nada.

Sánchez, en un discurso contradictorio, nos asegura que, al tiempo que hacemos los ertes eternos, “tenemos que mejorar nuestro nivel de productividad”. ¿Con subvenciones?