Los principios morales pueden valorarse más que el dinero, porque el dinero permitir sobrevivir pero, sin principios, las sociedades caen en la ley de la selva, y eso no es muy agradable. Esto es el sustrato de lo que está ocurriendo en España.

En unos días se han sucedido una serie de artículos periodísticos que conviene seguir: el primero, a cargo de Luis María Anson, en La Razón, a quien siempre conviene prestar atención, en cualquier tribuna. El segundo, la apostilla, este mismo domingo 20, del director de ABC, Julián Quirós que desde otro afluente acaba en la misma desembocadura que Anson: Feijóo no nos sirve, todos queremos acabar con el Sanchismo pero no para acabar en el mal menor del anodino gallego.

Coinciden en el tiempo las plumas de Luis María Anson (La Razón)y del director de ABC, Julián Quirós, hartos del tancredismo del líder del PP

Y todo esto confluye en lo siguiente: conviene 'Melonizar' España. Sí, una parte de la derecha española, no sólo la derecha católica, se ha cansado de Alberto Núñez Feijóo y empieza a pensar si no será mejor Santiago Abascal.

Recuerden: Giorgia Meloni resurgió cuando el alabadísimo Mario Draghi terminó por aburrir tanto a los italianos que reclamaban principios, además de estabilidad económica. Igualito que en España.

Sí, es cierto que podemos ponernos en modo cínico pero, al final, por mucha estabilidad económica que consigamos, necesitamos de unos principios morales valorados por todo el cuerpo social. Sin ellos, tampoco es posible esa estabilidad económica.

Coinciden en el tiempo las plumas de Luis María Anson y del director de ABC, Julián Quirós, hartos del tancredismo del líder del PP. Y es que Feijóo aburre, sobre todo con su comportamiento cansino de no decir nada, no hacer nada, no proponer nada... hasta que La Moncloa caiga como fruta madura. Al presidente del PP hay que recordarle aquello de: la Moncloa, ¿para qué?

Es cierto que las encuestas dan ganador al PP pero siempre con ayuda de Vox. ¿Y si fuera al revés? O sea, lo ocurrido con Meloni en Italia

Además, es cierto que las encuestas dan ganador al PP pero siempre con ayuda de Vox. Lo que Anson y Quirós y muchos otros en los mentideros madrileños, se preguntan, sin explicitarlo, a media voz es esto: ¿Y si fuera al revés? Y si fuera Feijóo el complemento de Abascal. O sea, lo ocurrido con Giorgia Meloni, aupada de la noche a la mañana entre sus superiores, simplemente por introducir en su discurso los valores cristianos, ojo, sin confesionalidad alguna.

No, Meloni no es una santa: pero sí cree en lo que dice y no tiene vergüenza en proponerlo al votante. Un político cristiano no tiene por qué ser un pío cristiano: es aquel que aplica la cosmovisión cristiana a la gestión de Gobierno. Un político cristiano no es un fiel cristiano -eso sería pedir demasiado- sino el que propone a los electores un programa cristiano. No hablamos de piedad, sino de antropología, no hablamos de vida personal, sino de vida social. Hablamos de acción política. A las personas, ya les juzgará Dios.

Volviendo al suelo: el tancredismo de Núñez Feijóo empieza a ser el problema, no la solución. Sus críticas a las salvajadas del gobierno Sánchez son formales, no de fondo. La ley del 'Sólo sí es sí' es mala, no porque haya provocado sentencias liberatorias de violadores -que también- sino por la ley en sí misma, porque las relaciones humanas no se monitorizan ante notario y porque el feminismo es, de suyo, una falacia y una injusticia.

Feijóo empieza a ser el problema, no la solución. Y que vuelva a ganar Sánchez aterroriza a muchos... pero sí que es posible

De igual modo, la ley Trans no es mala porque el adolescente puede cambiar de sexo antes o después, con más o menos autorizaciones. Es mala porque nadie nos ha pedido permiso para nacer hombre o mujer y porque el cambio de sexo es una salvajada antinatural por la que se paga un alto precio... aunque la financie el Servicio Nacional de Salud. Resulta más útil Abascal tildándola de ley criminal que Feijóo calificándola de frivolidad. No, la ley Trans es mucho más que una frivolidad: es una barbaridad.

Y ojo, porque nadie ha firmado que Sánchez, un cáncer que dura ya cuatro años, no pueda ganar las próximas elecciones.

"Melonizar España", con perdón. Y si Abascal no se decide a cumplir con su tarea, pues a por otro que sí quiera hacerlo. Señor Feijóo: no tenga usted miedo a que le llamen ultra los ultras de izquierda. Y, sobre todo, tiemble cuando le aplauda el progresismo político o mediático. Sobre todo, los progres de derechas, su caballo de Troya.