Es probable que la mayor cobardía de Pedro Sánchez -de las muchas que le caracterizan- a lo largo de cuatro años en Moncloa haya sido la donación del Sáhara a Marruecos. El muy ingenuo creía que, con tan vergonzante rendición, Mohamed VI, el tirano fotografiado ebrio en París, se iba a dar por satisfecho. Pues no. Ahora quiere Ceuta, Melilla y Canarias. Por cierto, aumentan el flujo de pateras que desde Marruecos llegan a Canarias, por algo será.

La hora del enfrentamiento directo con Marruecos se aproxima. Si Albares pensaba a que iba a tranquilizar a Mohamed VI con la vergonzosa gestión del Sáhara...

La segunda en el pecho: Rabat ha dicho en la ONU que no tiene fronteras terrestres con España y que Melilla (60% de población musulmana) es un presidio ocupado. Esto, pocos meses después de que Sánchez cediera el Sáhara a Rabat y tuviera el honor de ser recibido en la capital marroquí por el tirano moro.

Y todo esto implica que no queda otro remedio que enseñarle los dientes a Rabat... y a Washington. Sí, recuerden que Joe Biden, un antihispano rabioso, empezó despreciando hasta la grosería a Sánchez y luego le admitió como amigo de Estados Unidos -tampoco mucho- a condición de ampliar las presencia militar norteamericana en las bases de Morón y Rota... y obligarle a que se arrodillarla de forma genuflexa ante el venenoso Mohamed VI. Naturalmente, alguien tan cobarde como Pedro Sánchez pasó por el aro con presteza y obedeció las ordenes de la Casa Blanca.

Sánchez en el mundo de gominola: "Ceuta y Melilla son españolas". Ceutíes y melillenses se han quedado muy tranquilos

Y todo esto implica que la hora del enfrentamiento directo con Marruecos se aproxima... como se aproxima la hora de cerrar las bases militares norteamericanas en el sur de España. Como se aproxima la hora de que el Ejército español centre sus tropas en la defensa del eje Canarias-Baleares. Si el silente ministro Albares pensaba a que iba a tranquilizar a Mohamed VI con la vergonzosa gestión del Sáhara...

En el entretanto, Sánchez sigue viviendo en su mundo de gominola: "Ceuta y Melilla son españolas", es toda su respuesta, ¿Por qué? Porque lo dice él, en su línea de fuerte con el débil y débil con el fuerte, O mejor: miedoso con el de fuera, feroz con el de dentro. Ceutíes y melillenses se han quedado muy tranquilos.