Consejo de Ministros del martes 30 de septiembre, San Jerónimo. Doña Pilar Alegría sale escoltada por el ministro masoncete, Ángel Víctor Torres, y por la titular de Igualdad, Ana Redondo.

Redondo ha aprendido de Sánchez que si la corrupción te rodea debes lanzarte a la defensa de Gaza (teórica, claro), y si eres reprobada por tu chapuza con las pulseras, debes negarlo todo y, además, lanzar un anteproyecto de ley ultrafeminista que, en nombre la igualdad, acaricia a la mujer y golpea al varón.

Hablo del anteproyecto de ley de violencia vicaria. Una violencia que, al parecer, es muy femenina, dado que el tipo más habitual de esta violencia consiste en que la madre impida al padre ver a sus hijos. Sí, muy femenino.

Pero no bastaba esa forma de fastidiar al hombre, principal objetivo de las feministas. Ahora, el anteproyecto de Ana Redondo plantea penas especiales para casos de violencia vicaria. Ojo al dato: si eres mujer y dañas a los hijos de tu pareja pueden caerte hasta 1,5 años de cárcel. Si eres varón, te pueden caer hasta 3 años de cárcel. En nombre de la igualdad, naturalmente. 

Y de paso, Redondo introduce la censura, que es algo que les encanta a los socialistas. El acusado de violencia vicaria, el varón, no podrá hablar en público e incluso los periodistas no podrán entrevistarle o poner nada en su boca. No sé si lo cogen: todo ello en nombre de la igualdad entre hombre y mujer.

Y lo más sorprendente ¿saben qué es? Que nadie se rasga las vestiduras. Y hasta sería posible que el PP apoyara esta injusticia, porque si a Feijóo le hablas de violencia de género le cierras el pico de inmediato y admite cualquier salvajada. 

En Moncloa preocupan los correos de Cristina Álvarez, asesora monclovita de Begoña Gómez, pero aún más el informe de la Intervención General, donde se concluye que Juan Carlos Barrabés ganó concursos públicos gracias a las recomendaciones de la mujer del presidente... y a la aprobación del presidente

El otro asunto del momento, además de los Presupuestos que el Gobierno se empeña en aprobar sin mucho éxito, es Begoña Gómez. Y eso que la UCO aún investiga el caso Air Europa, el más peligroso de todos para la pervivencia en el poder de Pedro Sánchez.

De inmediato, Moncloa afronta dos cuestiones. La primera, los correos de Cristina Álvarez, la asesora de la mujer del presidente, que demuestran que, en efecto, le ayudaba en sus negocios. Ahí los ministros, empezando por Pilar Alegría, aseguran que no hay nada. Sí, sí lo hay, otra cosa es la valoración que quieras darle.

Má grave y peligroso resulta el informe de la Intervención General del Estado, sobre Juan Carlos Barrabés, a quien su amiga, Begoña Gómez, recomendaba, para ganar concursos públicos. Y es que la Intervención general del Estado ha dicho que a Barrabés se le otorgaron concursos a pesar de haber presentado la peor oferta.

Porque esto sí que es algo, más algo, y, como decíamos ayer, no lo dice el juez Peinado ni la malvada UCO: lo dice la misma intervención general del Estado. ¿Y por qué alguien que está a las órdenes de Marisu Montero, ya saben, la que defiende al padre de la familia socialista, acusa a la esposa de papá de haber contribuido a manipular un concurso público e, indirectamente, al Gobierno de aceptar y ejecutar la manipulación? Pues como ocurre con la policía judicial, resulta que la Intervención está trabajando para la Fiscalía europea, como explicaba ayer Pablo Ferrer en Hispanidad.