Consejo de Ministros del martes 19 de septiembre. Con un Gobierno en funciones, Isabel Rodriguez, ministra portavoz, apenas tiene algo que contar, razón por la cual ha decidido acortar las ruedas de prensa, no vaya ser que le hagan preguntas molestas.

Y como nadie en el Ejecutivo tiene mucho que hacer, han decidido lanzar un comunicado sobre el Día Internacional -23 de septiembre- contra la explotación sexual de mujeres y niños.

Se abre camino la idea, perfectamente legal, de que El Rey no nomine a Pedro Sánchez ni a nadie y deje pasar el tiempo hasta la necesaria convocatoria de nuevas elecciones

No se lo van a creer pero dice Rodríguez que el Gobierno está en plena pugna contra la explotación sexual y que a lo largo de la actual legislatura ha puesto en marcha un plan integral sobre prostitución. Desgraciadamente, aún no tenemos resultados.

La ministra del ramo, Irene Montero, aseguró en un primer momento que ilegalizaría la prostitución. Al final fracasó, pero si algo sabe la izquierda es cómo convertir los fracasos en éxitos clamorosos. Por eso, el Gobierno se da por satisfecho con una normativa que, en el fondo, deja todo como está: salva a la prostituta, persigue al proxeneta y sanciona al cliente. 

Esto es, los dos primeros como siempre, el cambio está en el cliente pero resulta que nadie se atreve a convertir la norma en realidad ni a aplicar el reglamento. 

Vamos a ver, ¿vender el cuerpo por dinero es bueno? No, es una aberración. Por tanto, debería ilegalizarse. Lo que pasa es que nadie se atreve. Es imposible acabar con la prostitución. Cierto, y con el homicidio, y con los robos, pero no por ello se legalizan.

Un alegre regocijo reina en el todo Madrid. El hemiciclo con pinganillo ha creado las cortes de Babel

Segunda cuestión, cuestión de fondo, negada por el Gobierno: el proxeneta es malo, el cliente también es malo... pero la prostituta también es mala. No hay dos malos y uno bueno: hay tres malos.

Como Rodríguez no tenía nada más que decir, en el turno de preguntas salió un tema nuevo: la investidura. Ahora mismo el Sanchismo no sabe cómo salir del berenjenal donde él mismo se metió: prometió la amnistía a Junts y ERC pero dejándolo para después. Y resulta que la amnistía es anticonstitucional y resulta que Sánchez y Rodríguez repiten que no se saldrán de la constitución. 

Pues bien, hoy, primer pleno de la nueva legislatura, se encontró con que, una hora antes de que Rodríguez actuara en Moncloa, Oriol Junqueras, a las puertas del congreso madrileño, que inauguraba la era de Babel, con un hemiciclo donde se hablaba en cuatro idiomas distintos, hemiciclo con pinganillo, soltaba la bomba: Oiga que eso de la amnistía ya lo hemos pactado con el PSOE. 

Parece claro que Pedro Sánchez no ha arreglado el problema catalán, sólo lo ha enquistado.

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Lo dicho; Moncloa se encuentra al borde de un ataque de nervios: andan ligeramente estáticos.

Así que se abre camino la idea, perfectamente legal, de que el Rey no nomine a Pedro Sánchez, ni a nadie, y deje pasar el tiempo hasta la necesaria convocatoria de nuevas elecciones.

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