Las prisas de Pedro Sánchez (PSOE) para lograr ser investido de nuevo presidente del Gobierno no han convencido, de momento, a los socios comunitarios en la reunión de ministros de Asuntos Generales de la Unión Europea celebrada en Bruselas

El presidente en funciones pretendía que, al igual que se va a hacer hoy en el Congreso de los Diputados español —todas sus señorías castellanohablantes pero con pinganillo para entenderse por el capricho de usarse también el catalán, el gallego y el euskera—, en la Unión Europea también se usen pinganillos para traducir las intervenciones en esos mismos tres idiomas, que pasarían a ser oficiales en la UE.

¿Y de dónde provienen esas prisas de Pedro Sánchez, que está dispuesto a lo que sea con tal de seguir gobernando? 

De las exigencias de los partidos absolutamente minoritarios que le pueden aupar de nuevo a la presidencia. Esto es: ERC, Junts, PNB, Bildu y BNG. 

Sin embargo, los socios comunitarios han pedido más tiempo para analizar la propuesta española, en sus consecuencias e implicaciones porque en Europa hay otras 60 lenguas minoritarias que a lo mejor también alzarían la voz para un trato similar. Y eso que Sánchez ha sido tan generoso que hasta se ha ofrecido a pagar este capricho, que muy barato no debe de ser, si hay que contratar a un montón de intérpretes.  

Es decir, los socios comunitarios no han dicho que no todavía, lo que ha sido vendido por el ministro español de Exteriores en funciones, José Manuel Albares, como otro éxito del Gobierno Sánchez. 

¿Y por qué ha priorizado Albares el catalán sobre el gallego y el euskera? Porque Sánchez depende de los siete votos a favor de Junts, el partido del fugado de la justicia española, Carles Puigdemont. 

"Es una propuesta que realmente necesita ser considerada con atención, queremos ver y tener más detalles sobre el estatus de estas lenguas a nivel nacional en España", ha dicho la secretaria de Estado para Asuntos Europeos de Croacia, Andreja Metelkometelko-Zgombiczgombic, que también consideró "útil" esperar a tener un análisis del servicio legal del Consejo, recoge RTVE

De manera similar se ha expresado, el secretario de Estado para Asuntos Europeos de Eslovaquia, Peter Misik, quien a preguntas de los periodistas ha mostrado la disposición a "escuchar los argumentos" de España porque es consciente de que es un asunto "importante y sensible" para el país, si bien ha considerado "prematuro" hablar de la toma de decisiones porque hay elementos "legales y prácticos" por explicar.

La encargada sueca de Asuntos Europeos, Jessika Roswall, por su parte, ha indicado que las dudas de Suecia tienen que ver fundamentalmente con las consecuencias de la modificación del reglamento porque "hay muchas lenguas minoritarias dentro de la UE que no son lenguas oficiales" y quieren tener claro cuáles serán las "consecuencias legales y financieras" antes de tomar ninguna decisión.

Para el secretario de Estado irlandés, Peter Burke, no hay duda de que se debe apoyar el multilingüismo en la Unión Europea y dar pasos para que las lenguas sean tan accesibles como sea posible, pero Dublín quiere que se examinen las "consecuencias operativas" de incluir el catalán, el euskera y el gallego como lenguas oficiales de la UE.

El jefe de la diplomacia checa, Martin Dvorak, a su vez, ha adelantado que el asunto lo han discutido de manera informal las delegaciones antes del arranque de la reunión y han convenido que "es necesario discutirlo con más profundidad" porque es una propuesta "absolutamente sin precedentes" sobre la que hay que examinar las consecuencias.

El ministro de Asuntos Europeos de Finlandia, Anders Adlercreutz, en un guiño a las lenguas cooficiales ha recurrido al catalán a su llegada para explicar que pese al compromiso con la diversidad lingüística es "demasiado pronto" para tomar una decisión sobre el reconocimiento del catalán, euskera y gallego como lenguas de la UE porque no se han resuelto las dudas sobre las consecuencias que tendría esta decisión.

Y no en catalán, sino en 'euskoespañol' intervenía el diputado popular, Borja Semper. ¿Quién da más?