Un compañero de Boby recogió sus pertenencias para entregárselas a la viuda y le hizo una foto al uniforme que llevaba cuando le asesinaron: esa foto ilustra este artículo y la publicamos ahora en Hispanidad
Hay que ser un héroe para jugarse la vida en defensa de unos principios. Y eso fue exactamente lo que hizo Boby el pasado sábado, 10 de febrero, cuando se lanzó a las aguas del puerto de Barbate en una zodiac para detener a unos criminales, que navegaban en una lancha muchísimo más potente, con tres motores de 300 caballos, cuyas hélices segaron la vida de dos guardias civiles y mutilaron gravemente a otro. Uno de los asesinados era conocido como Boby.
Boby pertenecía al GAR de la Guardia Civil, una unidad entrenada para enfrentarse a las peores situaciones y contra los criminales más peligrosos. Por eso y para ocultar su identidad en las misiones que se les encomiendan todos los guardias del GAR utilizan un alias. En este caso Boby es que el correspondía al guardia David Pérez Carracedo. Un compañero de Boby recogió sus pertenencias para entregárselas a la viuda y le hizo una foto al uniforme que llevaba cuando le asesinaron: esa foto ilustra este artículo y la publicamos ahora en Hispanidad.
Ya vimos lo que ocurrió el domingo en Pamplona, donde hubo dos actos muy distintos para despedir a Boby. El primero, tuvo lugar en la comandancia de la Guardia Civil de Pamplona, donde acudió el ministro del Interior para lucirse y sacar pecho. Y allí, ya que ninguno de los coroneles y los generales que estaban, como no fueron capaces de ponerle en su sitio a Marlaska, tuvo que hacerlo la viuda del guardia asesinado, y gritándole ¡Tú, no!, e impidió que fuera Marlaska quien condecorara a su marido. Tal situación es motivo más que suficiente para dimitir, pero como Marlaska es un cobarde que ha perdido toda su dignidad, seguirá en el cargo.
El malestar crece en la Guardia Civil, contra una oficialidad sumisa al Gobierno que acepta hasta las órdenes más mezquinas sin levantar la voz. Luego son sus subordinados los que se juegan la vida
El segundo acto fue el de verdad, en el que los que asistieron fueron a llorar y a rezar en la catedral de Pamplona, donde se recibió a Boby con todos los honores, himno nacional incluido, y donde se celebró un solemne funeral por su alma. Marlaska no se atrevió a asistir al acto religioso. Sí fue en cambio la señora Chivite, la presidenta de Navarra, que es una socialista palmera de Pedro Sánchez, que negocia con Bildu cargos públicos así como la expulsión de la Guardia Civil de Navarra. Así es que a la señora Chivite se le dijo de todo menos bonita, en el atrio de la catedral.
Y el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, mientras aún estaban calientes los cuerpos de los Guardias Civiles asistía a la fiesta de los premios Goya, a la que TVE envió a una periodista para decirle “¡Eres un icono, presi, te queremos!” La España de Pedro Sánchez es así, todo va bien. Por eso hay que dar la impresión de que aquí no ha pasado nada, y por lo tanto... ni una sola bandera a media asta en los cuarteles militares, incluidos los de la Guardia Civil.
"El honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil, debe por consiguiente conservarlo sin mancha. Una vez perdido no se recobra jamás"
Y todo esto sucede, porque en la Guardia Civil, unos están arriba y son losque mandan y otros son los de abajo, los que obedecen y se juegan la vida en una zodiac o reventando un piso de narcotraficantes. Y es que para ascender a general en el ejército y en la Guardia Civil, a los méritos de una carrera militar hay que añadir la decisión del Gobierno. Y resulta que hay algunos generales en la Guardia Civil a quienes la faja de general les sirve para sujetar los pantalones después de subírselos, porque antes se los han bajado para conseguir el nombramiento.
Desde entonces los generales de la Guardia Civil sumisos al Gobierno están a lo que mande Pedro Sánchez y Fernando Grande-Marlaska, porque perdieron lo más importante que como guardias civiles tenían que haber custodiado, como dice el primer artículo de la Cartilla, que como código de conducta redactó el Duque de Ahumada en 1845: “El honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil, debe por consiguiente conservarlo sin mancha. Una vez perdido no se recobra jamás”.