Recuerdo una conversación con un amigo. Hablábamos de una mujer convertida en una prostituta de lujo. Preguntaba yo cómo aquella mujer, inteligente, había acabado en tan tétrica situación. La respuesta de alguien que la conocía bien fue tremenda:

-Pero hombre, si era su propia madre quien empezó a venderla.

En 2022 me comenta una doctora que vienen a su consulta padres asegurando que sus hijos menores, por ejemplo de cuatro años, están "fluyendo". En plata, que pretenden que hormonen a sus hijos para cambiarles de sexo, un verdadero pandemonio para niños y niñas.

Y lo malo es que el médico está obligado -las salvajadas siempre están apuntaladas por la burocracia- de pasarlo a un Comité de género.

Pero claro, cuando son los padres los que lo piden para sus indefensos hijos menores... bueno entonces se explican muchas cosas y llegas la conclusión de que estamos tocando fondo.

Y es que todo fluye, hasta la imbecilidad.