Todo se arregla con subvenciones públicas. La izquierda española, la radical y la súper radical, solo sabe freír a impuestos a los contribuyentes -la clase media y trabajadora, como le gusta decir a Sánchez- para luego repartir subvenciones con el pretexto de socorrer a los más vulnerables. En lugar de aumentar la riqueza, reparten la miseria.

En este contexto, la alcaldesa de Barcelona, Inmaculada Colau, no quiere quedarse atrás y solicitó el jueves al Gobierno que congele el precio del alquiler mientras dure la crisis y la inflación siga por encima del 10%. Lo pido como “alcaldesa de una ciudad en la que el 40% de sus ciudadanos vive de alquiler”, dijo en el programa Al Rojo Vivo, de La Sexta.

Eso sí, la medida no afectaría a los okupas, que en Barcelona representan un porcentaje muy elevado.