Desmitifiquemos al carnaval: no es más que un putiferio. Lo que comenzó siendo una fiesta carnívora, como oposición a la Cuaresma de la abstinencia, se ha convertido en un festival de la carne, pero no carne de vaca sino de hombres y, sobre todo de mujeres. 

Sobre todo en Río de Janeiro, la medalla de oro del carnaval y Tenerife, la medalla de plata. En Brasil, los días de Carnaval son días de violencia homicida, de violaciones a mujeres, de robos y, en general, de enajenación.

Sinceramente, el carnaval es un putiferio. Así que hagan ustedes lo que quieran pero no se engañen a sí mismos.

Y lo más gracioso es que nuestra RTVE ha unido el carnaval como fenómeno de identificación cultural ("O así", que dijo un vasco) con el mes musulmán del Ramadán, del que habla con un respeto indecible, el que no usa con los símbolos cristianos, empezando por la Pasión de Cristo.