Mucho tiempo ha de la advertencia:
No se fie Señor de esta izquierda,
manténgase a distancia prudencial,
y no le pase la mano por la espalda,
pues tarde o temprano, traicionado será.
 
-Tenga en lo particular, cuidado especial
y guárdese del bajo de la cintura,
porque también traición le hará.
Tendrá que ser sacrificado y leal,
si no, donde no quiera ir le llevarán.
 
Más de la soberbia que todos tenemos
y de la que nace de ella, la vanidad,
se dejó aconsejar, pero que muy mal.
 
-“La derecha nunca me echará
y la izquierda, poder y mimos tendrá”
 
-Pero Señor, la derecha no le respaldará
por ningunearla y tratarla mal,
cuando de ella, tenga necesidad.
 
Y por no hacer caso al consejo leal,
en el dorado, pero duro exilio, ya está.
Olvidó, a quien cerca y a su lado,
por amor siempre supo estar,
y al pueblo, quien le cupo coronar.
Y ahora duele, la sola posibilidad,
que desde la lejanía y la soledad,
el Réquiem tuviéramos que entonar.